Hoy he escuchado en televisión la buena noticia de que las Minas de Almadén se consideran ya Patrimonio de la Humanidad. Hace cinco años, en un feliz fin de semana, pude visitarlas, y nada mas regresar hice este post que ahora os presento otra vez, actualizando la fecha, para celebrar tan merecido reconocimiento.
Almadén siempre suena a importantes minas de mercurio que estudiábamos en el colegio…Era un nombre de mineral, datos, cifras… Nunca se nos ocurrió ir a verlas…Y ahora que las han cerrado, desde el 2003, ahora nos ha entrado la curiosidad de ir a conocerlas… Las minas son un mundo duro, un mundo oscuro pero que, en el caso de Almadén, sirvió durante siglos para dar brillo y esplendor al oro y la plata del Nuevo Mundo y para que los Reyes (desde Carlos V) se sirvieran de ellas para conseguir préstamos y avales muy substanciosos…
Los primeros que, al parecer, las explotaron fueron los romanos, que obtuvieron del cinabrio el bermellón, utilizado para pintar decoraciones suntuosas y para embellecer a las mujeres de rango muy elevado… Sólo el emperador podía autorizar su utilización, tan importante era.
Pero pasaron los siglos y los árabes descubrieron otras formas de utilizar esa piedra rojiza con pequeños brillos incrustados…fue todo un descubrimiento, y Almadén salió para siempre del anonimato… En Almadén se conseguía el azogue… y los espejos fueron desde entonces más verdaderos y Lorca pudo decir de Silverio Franconetti que “su grito abría el azogue de los espejos…”… A ese metal tan diferente de cualquier otro, líquido, pesado y plateado, nosotros le llamamos “mercurio”…pues su gran movilidad le iguala al veloz dios romano mensajero de los otros dioses.
Pues bien, visitar Almadén resulta apasionante pues conoces un mundo que fue muy importante para nuestra economía y muy duro para los que trabajaban en él, con el riesgo, siempre inminente, de contraer la enfermedad propia de los vapores del mercurio: el hidrargirismo…
Y compruebas el inagotable ingenio humano que lograba mejorar las técnicas incluso en un medio tan hostil, conoces el rico vocabulario relacionado con la obtención del mineral, la cantidad de oficios a que daba lugar y te asombras de su largo viaje, metido en baldeses (recipientes de cuero) y mas tarde en frascos de hierro,
a lomos de mulas o en carretas tiradas por bueyes, desde Almadén (donde salían atravesando esta puerta)
hasta Sevilla, para allí embarcar rumbo México (Veracruz) o Perú, con el objeto de conseguir el más puro oro y plata extraído de sus minas… Y sobre todo valoras el inacabable esfuerzo de los mineros y sus sufrimientos y el horror de los forzados o galeotes que allí eran conducidos. El cronista Ambrosio Morales escribió en 1575 que estas minas eran “una verdadera representación del infierno”.
Y todo eso lo comprendes bajando al fondo de la Mina, y visitando luego su gran museo
y escuchando las buenas explicaciones de Ramón en el Hospital de San Rafael donde atendían a los numerosos enfermos
Te estremeces al visitar los restos de la cárcel...y viendo el dulce rostro de la Virgen de la Mina que siempre estuvo en sus profundidades y que tanto dolor debió contemplar
Y por si todo esto fuera poco, puedes alojarte en lo que fueron viviendas para los mineros, en una social, inteligente e innovadora idea del XVIII, diseñadas en torno a un espacio exagonal dedicado a Plaza de Toros... Es una "pasada" totalmente recomendable.
Como lo es pasear sus calles, deteniéndose ante las ruinas del castillo árabe de Retamar que después fue de los Caballeros Calatravos,
y contemplando la fachada de la primera Escuela de Minas que hubo en España y en la Casa de la Inquisición…Almadén es un patrimonio geológico, cultural y humano, digno de conocerse.
Hotel Plaza de Toros: 926 264 333
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