martes, 25 de septiembre de 2007

Burgos (1ª parte)


Burgos es una histórica y bella ciudad castellana que encierra verdaderos tesoros y frondosos y apetecibles paseos...para muchos es una ciudad-sorpresa,

para otros un hito en el Camino de Santiago, para todos la patria del Cid... Así que, en un veraniego fin de semana, vamos a recorrerla con tranquilidad.

En primer lugar recordar que la fundación de la ciudad se debe al conde Diego Rodriguez Porcelos que pobló el pequeño burgo que se encontraba al pie de una colina y junto al rio Arlanza, de forma que la frontera del incipiente condado de Castilla se situó en este rio. Era el año 884.
 
Cuando se creó el Reino de Castilla en 1035 y Burgos consiguió Obispado propio se convirtió en una ciudad muy importante que, poco a poco, se fue consolidando con la construcción de bellos y costosos edificios como su gran catedral.


Quiso además, su buena suerte, que aunque no había nacido bajo el impulso del Camino de Santiago… éste pasaba por ella y eso le dio una enorme vitalidad.

La larga calle, la que va desde el Arco de San Juan al de San Martín, junto a la Catedral es el propio Camino que tiene 1.350 metros de recorrido urbano.


Los peregrinos entraban a la Catedral por la bellísima puerta de la Coronería o de los Apóstoles.


Esta catedral es una joya del gótico junto a la de León y a la de Toledo,

se inició el 20 de julio de 1221, sobre otra antigua románica levantada en el reinado de Alfonso VI (1065-1109).
Puso su primera piedra Fernando III el Santo y el obispo don Mauricio que trajo, de sus viajes por Europa, la idea del estilo gótico que con tanta fuerza se estaba implantando en Francia.


Se terminó en lo fundamental en el XIII, pero siguieron las obras durante todo el XIV, XV y XVI por ser una época espléndida para la ciudad. En 1642 un violento huracán derribó buena parte de las agujas que habían levantado en el s. XV y que mas tarde, afortunadamente, fueron reconstruidas.

Fue declarada Monumento Nacional en 1887 y Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, en 1984.




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