martes, 26 de marzo de 2019

Medinaceli la ciudad del cielo

Medinaceli la ciudad del cielo


Después de visitar Santa María de Huerta nos dirigimos a Medinaceli... Ocilis fue su nombre celtibérico, para los árabes Medina-Ocilis y para los cristianos, Medinaceli.




Desde el Neolítico hasta nuestros días, este inexpugnable lugar situado sobre un gran escalón de más de 200 m. siempre ha estado habitado, pese a la dureza de su clima y su dificil acceso.

Aunque antes de acceder a su altura cruzamos por la zona de las Salinas, un espacio lleno de manantiales, pues en pocos kilómetros brotan las fuentes del Jalón y del Dulce, que van al Ebro...mientras el Henares, el Blanco y no muy lejos el Tajuña van a buscar el Tajo por las Alcarrias.... Asi nos lo cuenta Dionisio Ridruejo nacido en Burgo de Osma (Soria) en 1912, en el tomo dedicado a Soria dentro de su obra "Guía de Castilla la Vieja".




La villa en sí - tal como nos la describe Ridruejo: es de doble cabeza pues ocupa dos cerros fronteros y por el collado pasa la calzada romana que unía la de Toledo a Zaragoza con la de Uxama, un ramal de la cual viene al Arco deTriunfo romano, de tres luces, erosionado pero gallardísimo; en el otro cerro se asienta la llamada Villa-vieja donde se han encontrado numerosos restos celtibéricos, romanos, moriscos y cristianos.
 
Como estos mosaicos romanos que en tiempos adornarian los suelos de una importante casa romana
Pero lo que destaca y sorprende al viajero a su llegada es ver, en todo lo alto, su gran Arco romano de tres luces y que según leemos en oportuna cartela... 

Es una de las grandes obras conservadas en la provincia y el único en España de triple arcada. Los romanos construían arcos en algunas ciudades para conmemorar sus triunfos, este además servia para marcar el límite entre el distrito administrativo Cluniense al que pertenecía Occilis (Medinaceli) y Caesaraugustano. Sus dimensiones son monumentales ya que tenía que ser visto desde la vía que pasaba a los pies del cerro en dirección a Caesaraugusta (Zaragoza). Destaca el cuerpo central decorado con dos templetes, de frontón triangular, apoyados en columnas. Es una obra de finales del siglo I d.C.


  

El condado y posterior ducado de Medinaceli 

Bernardo de Bearne o Bernardo de Foix fue un noble de origen francés, distinguido con el título castellano de I conde de Medinaceli y, por lo tanto, fundador de la Casa de Medinaceli. 

La causa de esta merced real fue su apoyo, en la guerra civil castellana, entre Enrique de Trastamara (Sevilla 1334 - Santo Domingo de la Calzada 1379), contra de su medio hermano Pedro. (Pedro era hijo legítimo de Alfonso XI, y Enrique era hijo bastardo).

  Así, en 1368, estando el rey Enrique II en Toledo, emite un privilegio rodado por el que concede a Bernardo de Bearne, la villa de Medinaceli, que desde su conquista por Alfonso VIII había permanecido bajo jurisdicción real.

 Enrique II se la donó a manera de condado, e instituyó al mismo tiempo el mayorazgo sobre ella y las ciento siete aldeas que componían su alfoz, conocido como “el común de Medinaceli”.  

  Bernardo de Bearne,  a los dos años de este nombramiento se casó con Isabel de la Cerda y Pérez de Guzmán, (bisnieta de Fernando de la Cerda, el malogrado hijo primogénito de Alfonso X el Sabio). 

 La villa de Somaén

 En 1376 Bernardo e Isabel compraron  la vecina villa de Somaén con su casa fuerte y señorío a Gómez Fernández y a su mujer Romera Jiménez.



Hoy es un lugar para paseo tranquilo e inicio de originales senderismos



Ducado de Medinaceli desde 1479

Pasaron los años y la reina Isabel la Católica en 1479  elevó el título de condado a ducado de Medinaceli, en la persona de Luis de la Cerda y de la Vega, que pasó de ser V conde de Medinaceli a I duque de Medinaceli. 

Para seguir toda la trayectoria de este importante ducado, hasta nuestros días, pinchar aqui


Y el famoso Duque de Lerma (Tordesillas1553-Valladolid 1625) valido de Felipe III se casó con doña Catalina de la Cerda,  hija de Juan de la Cerda, IV duque de Medinaceli ...

 
Esculturas de Pompeo Leoni (h. 1533-1608) y Juan de Arfe (1535-1603) Bronce dorado a fuego





Ambas se encuentran en Valladolid, en la capilla anexa al Museo Nacional del Colegio de San Gregorio, que forma parte del mismo desde 1933.

El palacio de Lerma posteriormente de Medinaceli en Madrid 

 El prestigioso  cronista de Madrid Ramón de Mesonero Romanos, nos describió en su imprecindible obra  El Antiguo Madrid (1861) la primera residencia de la familia Medinaceli en la capital, en el  palacio privado más extenso de Madrid, conocido como el Palacio de la "Huerta del Duque de Lerma" que ocupaba con sus jardines, huertas y dependencias auxiliares una gran manzana, la  comprendida entre la Carrera de san Jerónimo, el Paseo del Prado, la calle Huertas, las de Jesús, Cervantes, san Agustín y la Plaza de las Cortes.   

A mitad del s. XVII Catalina de Aragón, que era duquesa de Segorbe y de Lerma, se casó con el VIII Duque de Medinaceli, Juan Fracisco de la Cerda y es a partir de esa fecha cuando pasó a ser denominado Palacio de Medinaceli...

 

  El edificio de la derecha era el de los Villahermosa, actual Museo Thyssen-Bornesmiza

El Cristo de Medinaceli

 Dentro del espacio de los jardines del Palacio, los religiosos trinitarios custodiaron una venerada imagen de Cristo que llegó a Madrid procedente de una ciudad marroqui, donde se le había rendido culto hasta que fue conquistada por un sultán musulman. Un fraile trinitario la rescató y a mediados del año 1682 la imagen llegó a Madrid, dónde fue recibida con gran devoción, y alojada con todos los honores en una capilla, levantada en terrenos del palacio cedidos por el duque de Medinaceli...Por lo que muy pronto fue conocido como "el Cristo de Medinaceli".

El fastuoso palacio de los duques de Medinaceli, fue abandonado en 1873, cuando la viuda del quincuagésimo duque de Medinaceli se trasladó a otro palacio edificado en el paseo de Recoletos esquina a la plaza de Colón (también desaparecido en 1960). El palacio fue derribado en 1895, y más tarde el empresario belga George Marquet hizo construir, por sugerencia de Alfonso XIII, el gran hotel Palace que ocupó parte de su espacio.


Pero el Cristo de Medinaceli no cambió de zona, y en 1930 se levantó la actual Basílica  (una de las 7 con las que cuenta Madrid) dirigida por los Padres Capuchinos, en la calle de Jesús, que es un lugar de culto y veneración muy querido en Madrid.


Paseando Medinaceli 

Era un hermoso día de sol cuando he visitado Medinaceli y a su nostálgica belleza se unían el silencio y la soledad, que se apoderan del ánimo paseando por sus solitarias calles, entre venerables piedras  guardianas de los recuerdos...

 

 Y es que todo este hermoso conjunto, en lo alto de la meseta, ha quedado aislado pues las actividades vecinales, administrativas y comerciales ya no se sitúan dentro de ella, sino a sus pies, en los nuevos barrios en torno a la estación y a la carretera N-II.


Se mantiene el bello convento de Santa Isabel (siglo XVI), de monjas clarisas, que siguen ejerciendo sus funciones de docencia y es el único que permanece de los cuatro conventos con qué contó la Villa en el pasado.

 

  Su pasado árabe y de frontera entre cristianos y musulmanes se muestra en sus estrechas calles, donde se conserva el recuerdo de aquel lejano año 1002 en el que se dice que Almanzor, vencido en la batalla de Catalañazor, vino aquí a morir.

Foto obtenida en Wikypedia

 Y en gran contraste su gran Plaza Mayor, de unos cinco mil metros cuadrados, ocupando el lugar del extenso Foro romano y actualmente restaurada y pavimentada, con el Palacio Ducal de los Medinaceli en uno de sus lados.

El Cid por Medinaceli

Dos recuerdos de don Rodrigo Días de Vivar "El Cid" nos encontramos en Medinaceli. En esta lápida unos versos del poema de "Mio Cid" escrito según Menéndez Pidal por un juglar de esta comarca.



Caminad para Medina / cuanto más podáis andar / Mi mujer y mis dos hijas / con Minaya allí estarán / así como a mí dijeros / allí los podéis hallar / Hacedles muy grandes honras / y traedmelas acá.







Y aquí otro fragmento del Cantar:

A qual dizen Medina ivan albergar
E de Medina a Molina en otro dia van

Cantar de Mio Cid 2879-2880





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domingo, 3 de marzo de 2019

Santa María de Huerta deslumbra

Monasterio de Santa María de Huerta


En esta ocasión mi viaje tranquilo ha sido por tierras de Soria, tierra de grandes, dilatados e impresionantes  paisajes, que limita con Burgos, La Rioja, Guadalajara, Zaragoza y Segovia, y he visitado la zona del río Jalón, un rio aragonés que nace en Soria.


 Y la primera parada es en Santa María de Huerta, un gran monasterio que se construyó en el quicio de los siglos XII y XIII en el estilo gótico que elige el Cister.

  
Una gran maqueta en su exterior nos muestra toda su extensión

Las Órdenes de Cluny y del Cister en España: Cluny


Pasados los terrores del fin del milenio en el 1025, Sancho el Mayor de Navarra mandó venir a los primeros frailes procedentes de la Abadía de Cluny, en Francia, seguidores del "ORA ET LABORA" del italiano san Benito de Nursia (Nursia 480-Montecasino 547) para que “introdujeran en su reino todo cuanto aquella orden benedictina representaba en el orden espiritual, material y cultural”... 

 El benedictismo pues entró en España de mano de los frailes de hábito negro de Cluny, un espectacular Monasterio francés (Cluny está en la región de Borgoña, en el centro-este de Francia), donde en el siglo X se había reformado, en algunos aspectos, la austera Regla de San Benito. 

Entraron por los Pirineos y se extendieron después por tierras de Aragón, Navarra y Castilla... así San Juan de la Peña, Ripoll, Dueñas, Nájera, Oña, Cardeña, Arlanza o Silos. El gran apoyo de Reyes como Fernando I (1037-1065) y Alfonso VI (1066-1109) favorecieron este gran despliegue.

Monasterio de Oña (Burgos) En el año 1011, Sancho Garcia III conde de Castilla y nieto de Fernán González, otorgó a Oña el título de "condal" y fundó el Monasterio Benedictino de San Salvador en Oña, Burgos. que se convirtió en el centro religioso  más poderoso de Castilla, tanto desde el punto de vista espiritual como económico, pues de él dependían  más de 300 iglesias y 200 villas y se convirtió en el primer panteón de Reyes, Infantes y Condes de Castilla con sepulcros tallados artísticamente a finales del XV en madera de nogal y boj por Fray Pedro de Valladolid.


Y así fue que en San Juan de la Peña (Huesca), el 22 de Marzo de 1071,  por primera vez en España sonó la música gregoriana de Roma sustituyendo, con gran dolor para el pueblo y el clero hispano, el antiguo rito mozárabe-visigodo, la liturgia propia de Hispania sobre todo en la época visigoda, por la liturgia romana.
 
 Aquí fue donde se oyó por primera vez en España la música gregoriana dentro de la liturgia romana... y yo estuve allí en 1994 recordándolo...


 Y también es el lugar donde la leyenda asegura estuvo escondido el Santo Grial, la copa que utilizó Jesús en la Última Cena


El Císter

Pero, como en cualquier fundación humana, pronto hubo entre sus miembros quienes no estaban satisfechos con las desviaciones de la primitiva regla, quienes no encontraban la ansiada paz interior entre tanto poder material y tanto lujo ornamental y así, en el año 1113,  un fraile llamado Bernardo de Claraval ingresó en el convento de Citeaux (lugar  agreste y con muchos juncos, de los que quizá derivara su nombre latino “cistercium” y que dio nombre a la nueva Orden) e inició un cambio imparable, que materialmente inundó toda Europa de Monasterios donde los ideales de una perfecta y austera vida en comunidad, se desarrollaron más acorde con la primitiva idea de San Benito. 

Los frailes del Císter, Bernardos o Cistercienses y llamados también frailes blancos, en honor al color de su hábito, se extendieron y, rápidamente, en sus conventos, iglesias y claustros se advirtió un importante cambio marcado por la más austera sencillez. Nada en ellos, ni en arquitectura ni en ornamentación, debían distraer el diálogo entre Dios y el alma, para cuyo fin habían sido creados. Por ejemplo, la construcción de torres no estaba permitida, solo un cuerpo no muy elevado para albergar las campanas y también todas las edificaciones solían estar rodeadas de un alto muro que las aislaba del exterior. La claridad natural de la luz del sol era la principal fuente de iluminación.

El primer Monasterio, que la Orden del Císter fundó en la península fue el de la Moreruela, en Zamora (Reino de León) a instancias del Rey Alfonso VI y su esposa Doña Sancha. Hoy son unas de las más bellas ruinas que pueden contemplarse.  


Monasterio de La Moreruela



Otras de las más admirables construcciones con las que esta reforma monástica enriqueció nuestro patrimonio cultural, son Santa María de Poblet, Santa María de Huerta, las Huelgas, Monsalud, Ferreira de Pantón, Santa María de Gradefes y un largo, larguísimo etcétera.

Monasterio de Santa María de Huerta


Afortunadamente  este Monasterio está activo y, al traspasar su umbral y admirar la gran rueda de luz, tan característica, en la fachada de su iglesia, nos damos cuenta de que penetramos en un mundo de silencio y recogimiento, pero también  de una magnífica belleza. 




 Su primera piedra se puso  ante la presencia del Rey de Castilla Alfonso VIII y  siempre fue habitado por monjes cistercienses, hasta su forzosa exclaustración en 1835. Pero volvieron a él en 1930 y aquí siguen en la actualidad. 


Alfonso VIII, rey de Castilla entre 1158 y 1214 fue el rey victorioso en la batalla de las Navas de Tolosa y había nacido en Soria. De hecho este rey es el que figura en el escudo de la ciudad, donde sobre un campo rojo, que evoca la sangre vertida por los sorianos en las decisivas batallas de Alarcos, Navas de Tolosa y Aljubarrota, se alza un castillo de plata con un busto de rey coronado de oro y con la leyenda siguiente: "Soria Pura Cabeza de Estremadura".



El claustro bajo, cuyos arcos hubo que reforzar para sustentar el claustro alto posterior

La innovación más importante en los monasterios desde los tiempos de Carlomagno (742 - 814) fue el claustro, que se convirtió en el centro de todos los monasterios y en el corazón de la vida monástica. Eran galerías porticadas en torno a  un jardín  con fuente central, un espacio para  la meditación y el sano esparcimiento.. El claustro tiene un gran simbolismo y entre sus más bellas descripciones se encuentra la de Sicardo, Obispo de Cremona que, a finales del XII, identificaba sus cuatro lados con "el desprecio de sí mismo", "el desprecio del mundo", "el amor al prójimo" y "el amor a Dios". Las columnas que los sustentan, son cada uno de los pasos que conducen a esos difíciles logros,  y  sus  bases, simbolizan  la virtud de la paciencia.


Los dos claustros de Santa María de Huerta


 

 Cómo podemos observar, en los monasterios cistercienses desaparecen los capiteles profusamente decorados, tanto en los claustros como en los interiores o en las portadas, que en Cluny eran totalmente románicos, mientras el Cister se decidió por el más austero gótico.

 Entre tanta magnífica arquitectura, hay una pieza singular y única: El Refectorio de los Monjes. Se le define “como un gran espacio de luz”, pues esa es la sensación que inunda al visitante cuando penetra en él por su puerta mudéjar. 








 Impresiona  por sus extraordinarias proporciones (34,15 m. de largo; 9,65 m. de ancho y 15 m. de alto), y por la luz que atraviesa sus amplios ventanales ojivales y muy especialmente por la original escalera que conduce al soberbio púlpito (1,40 m.de diámetro, sobre una columna románica), embebida en el muro y sostenida por nueve columnas, toda una novedad arquitectónica. 






 Este Refectorio, ofrece unas excelentes condiciones acústicas por lo cual el fraile que leía desde el púlpito sagrados textos, durante las  comidas, apenas tendría que levantar su voz para ser escuchado por todos... mientras, la luz los inundaba, igual que hace hoy, como si los siglos no hubiesen pasado por aquí.

Nota.- El 9 de septiembre del pasado año 2018 el rio Jalón se desbordó e inundó el Monasterio causando innumerables daños... afortunadamente muchos de ellos ya han sido reparados, pero aún hay zonas destrozadas como  hemos podido ver...






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