domingo, 23 de marzo de 2008

Una ermita visigoda en tierras toledanas

Santa María de Melque... Volvemos por las tierras de Toledo, tan atractivas siempre y en esta ocasión para visitar una joya, una joya que está con nosotros desde hace unos 1.400 años, una pequeña ermita que estuvo en el centro de un gran monasterio que, aún siendo tan grande, no logró subsistir a tanta agresión de la variable historia...
 

La ermita si resistió, tan chiquita pero tan fuerte, levantada allá por el año 600 cerca de la gran Toledo visigoda, incluso aguantó sobre ella una torre islámica (de la que aún quedan restos) durante la dominación árabe, que convirtió la zona en tierra de frontera, para regresar, a finales del XI, a su culto cristiano con Alfonso VI...

 
pero muchos siglos después vuelve a verse humillada y vendida, perdido su culto y convertida sucesivamente en pajar, refugio de ganados y hasta secadero de tabaco...

 

claro que todo ello la ayudó a que sus venerables piedras no fueran desmanteladas y reutilizadas...

 
Y así la descubrió a mediados del pasado siglo XX el conde de Cedillo, que consiguió se interesaran por la ermita otros importantes investigadores de la época como Manuel Gómez Moreno,

 
hasta que se consiguió que fuera declarada Monumento Histórico Artístico en 1931 y que lo adquiriera la diputación Provincial de Toledo...

 

Lentamente se han ido consiguiendo otros avances, de rehabilitación del edificio, de investigación arqueológica y de abrir la posibilidad de ser visitado y mejor conocido con la ubicación de un Centro de Interpretación en las restauradas casas de labranza que en tiempos rodearon el Monasterio

 
Santa María de Melque pertenece al pueblo de san Martín de Montalbán y está a 7 km. de él.
Para concretar horarios de visita llamar al teléfono 657 95 44 96

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena. Felicidades de nuevo. Ayer mismo hicimos este viaje, y ahora vemos vuestras noticias en la Red. Precioso lugar. Histórico por supuesto, y estando tan cerca como estamos... sin tiempo para tomar conciencia de unos detalles tan bellos. Siempre viene bien tomarse un descanso, y reparar tales faltas. Gracias una vez más por la ilustración. Estupenda autora y fotógrafa. Pedro Miguel Ortega.