martes, 31 de mayo de 2011

Casas mágicas: La casa de Manuel de Falla




Hay casas que son mágicas. EL otro día tuve la suerte de poder conocer la casa que ocupó muchos años Vicente Aleixandre en la calle Velintonia (hoy calle Vicente Aleixandre) y el estar allí, debajo del gran cedro plantado por él y recorrer sus vacías estancias me emocionó...Pero de todo ello os enterareis estupendamente entrando en el blog de ArteMadrid

La casa de Aleixandre, tan impregnada de poesía y voces memorables, está en gran riesgo de esfumarse por la desidia de las instituciones que más deberían hacer por mantenerla como faro y difusora de cultura y esa situación me ha dolido aún más al compararla con la de otras casas que se han sabido conservar para orgullo de las ciudades o pueblos donde se encuentran... Y la primera que me vino a la memoria fue el Carmen de Falla en la inigualable ciudad de Granada.



Una diminuta casa
en la Antequeruela Alta, en la falda sur de la colina,en la que, sin necesidad de que suene, se oye la música que la llenó de significado y con un jardín, también pequeño desde que el que, según su dueño, "Se contemplaba el paisaje más bello del mundo" y que le atrapó el alma.

En realidad Falla se enamoró de Granada en Paris por el año 1907 cuando leía el libro de María Lejárraga, la esposa de Martínez Sierra, "Granada:guía emocional" y visitaba a Albéniz, que estaba muy enfermo, y al que Angel Barrios entretenía tocando a la guitarra "Aires de Granada" ... Tan inspirado se sintió Falla que escribió, dentro de "Noches en los Jardines de España", su nocturno "En el Generalife".
Más tarde, cuando escribió "El amor Brujo", pidió que le enviaran tarjetas o fotos de las Cuevas de Granada para la decoración en la Opera de Paris, y su otra obra memorable, la "Vida breve", también transcurre en Granada

Y todo esto mucho antes de conocer la ciudad, que lo hizo en 1915 y de la mano de María de la O Lejárraga, la cual le llevó a la Alhambra y le hizo entrar en ella con los ojos cerrados hasta el mirador del Salón de los Embajadores en la Torre de Comares...Allí le pidió que abriera los ojos...
...y entonces confirmó su entusiasmo presentido y se vino a vivir definitivamente a la ciudad en 1919.
Falla y Lorca se conocieron en la Alhambra, en 1919 e iniciaron una gran amistad en la que la música fue el nexo de unión, pues Lorca amaba la música y era un gran interprete al piano; su entusiasmo y su amor por las raíces culturales de lo popular conquistaron al tímido, retraído, y sumamente religioso Manuel de Falla.

Falla era ya conocido internacionalmente por sus obras, "La vida breve" - premiada en Madrid en 1905 y estrenada en Niza en 1913 y en París en 1914 - el mismo año en que por fin se estrenó en el madrileño teatro de la Zarzuela "Nocturnos", "El amor brujo", y "El corregidor y la molinera".


Esta última obra se basaba en la famosa novela del escritor granadino Pedro Antonio de Alarcón cuyo título, "El Sombrero de tres picos", fue el utilizado para convertirla en ballet y que acababa de triunfar, apoteósicamente, en el teatro Alhambra de Londres el 22 de Julio de 1919, con el gran empresario Diaghilev y sus famosísimos Ballets Rusos y con la colaboración de los más prestigiosos artistas del momento, entre ellos Picasso con 32 espléndidos dibujos.


Guiado por Lorca y sus amigos, Falla inicia el conocimiento tranquilo de los caminos de la Alhambra y del Generalife, de sabios recorridos por las blancas y pequeñas calles albaicineras, hasta llegar al Mirador de San Nicolás a extasiarse con las puestas de sol frente a la Alhambra... Ramón Gómez de la Serna ha evocado esos paseos maravillosos que hizo con ambos, llamándolos "callejeos azules con sabores de aguardientes perfumados con hierbas de las sierras y el descenso a la ciudad por las cuestas empedradas... "



Sus otros anfitriones en la ciudad, los que realmente le habían preparado su llegada a ella, habían sido Angel Barrios, el guitarrista que conoció en París en casa de Albeniz y su padre, el famoso Don Antonio Barrios, tabernero, pintor, cantaor y tocaor de guitarra al estilo "jondo", que tenía en su taberna en la Calle Real de la Alhambra una famosa tertulia: en la trastienda en invierno y en su huerto en verano. Falla fue asiduo de esta tertulia, y coincidió en ella con Zuloaga, Rusiñol, López Mezquita...Y también participó en la tertulia de los jóvenes vanguardistas de la Granada de los años 20, en el "Rinconcillo" en el Café de la Alameda en la Plaza del Campillo, con Lorca, Manuel Angeles Ortiz, Hermenegildo Lanz, Gallego Burín, Mora Guarnido, Fernández Almagro, Fernández Montesinos y un largo etc.

Confluencia de las dos tertulias, surge en el verano del 21 la necesidad de salvar la verdadera esencia del cante jondo, olvidado y prostituido en aquel momento. El prestigio internacional de Falla avala la convocatoria. El cante jondo auténtico, rescatado por Lorca y Manuel Angeles Ortiz de cortijos y pueblos apartados donde era cantado por no profesionales (fue una de las condiciones de Falla) sonó en el silencio de la noche alhambreña resucitando, sin duda, el espíritu de tanto poeta y músico como allí habían vivido y soñado a través de los siglos...

Hace poco he contado este mítico festival con motivo de la declaración como bien Inmaterial del Flamenco en la página dedicada al Flamenco


 
Pero los años negros de la guerra civil ensombrecieron también la vida de Falla y de su hermana María del Carmen con la que había compartido su vida y que había sabido crear el entorno adecuado para la creatividad del músico...y, silenciosamente, decidieron marcharse de Granada donde todo les recordaba las tragedias vividas y un 28 de septiembre de 1939 cerraron la puerta de su entrañable casa dejándolo todo al cuidado de sus muchos amigos e iniciando un larguísimo viaje que para Falla fue sin retorno...

A partir de aquí un manto de amistad y dedicación cubre el pequeño Carmen...los amigos cuidan todo, libros, pianos, jardín...no obstante, un robo en 1941 les pone alertas y Falla decide que vacíen la casa completamente...Sus amigos así lo cumplen y durante todo un año embalan cuidadosamente cada libro con su ficha, cada partitura, cada mueble, cada utensilio...y además Hermenegildo Lanz le pidió permiso para dibujar cada espacio de la casa con todo detalle para que si regresara pudiera encontrar otra vez todo tal y como lo dejó...emocionante es ver los dibujos tan perfectos y entrañables.

La casa permaneció completamente vacía desde 1941 a 1962, conservándose todo primero en un convento y luego en un domicilio particular. Falla murió en Argentina en 1946 y en 1962 el ayuntamiento de Granada acuerda la expropiación de la finca y su hermana María del Carmen y su sobrina María Isabel donan todo lo que perteneció a la casa, a la ciudad y a la fundación de la Casa-Museo...Gracias a tanta generosidad la casa volvió a recobrar su vida como si nunca Falla la hubiese abandonado con tanto dolor; los dibujos de Lanz sirvieron para colocar cada objeto en su lugar...el jardín volvió a lucir encantador y el blanco de los muros y el "azul-Falla" de puertas y ventanas la hicieron otra vez inconfundible



Tan sólo los miles de libros y las partituras no regresaron, por comprensibles motivos de seguridad, y se custodian en el moderno edificio que junto al Carmen alberga el Auditorio y el Archivo de Falla.

Ojalá Madrid tenga parecida sensibilidad para la casa de la calle Velintonia donde un Premio Nobel vivió y creo un mundo de poesía.


Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Cuantos recuerdos y cuántas añoranzas me trae tu reportaje! Gracias por hacerme revivir la peciosa experiencia de haber visitado la Casa de Falla que, desde tu entrañable recuerdo, adquiere un valor singular. Avellaneda

Mercedes dijo...

Maravillosa Granada, y la historia de Falla, emocionante... y emotiva, tal como tu nos la cuentas, María Rosa.
Ojalá en Madrid, tan carente de este tipo de recuerdos, los de las personas notables que aquí vivieron, se conserve la Casa de Aleixandre. Que no se desaproveche otra oportunidad, por favor.

Anónimo dijo...

Yo oí las Noches en los Jardines de España en el Generalife, hace años, dentro de los maravillosos Festivales de Música y Danza de Granada, y el olor de los arrayanes mezclado con la Música de Falla y la luna llena en el cielo entre los altos cipreses es algo que nunca podré olvidar pese a los años pasados. Te agradezco que me lo hayas vuelto a traer a la memoria. DOnan