jueves, 25 de agosto de 2011
Sierra de Gata... paisaje y arquitectura rural
En el norte de la provincia de Cáceres, separando Salamanca y Cáceres y llegando hasta la frontera con Portugal, la Sierra de Gata encierra uno de los mejores y más ignorados lugares de naturaleza en todo su esplendor y con pueblos que parecen de cuento porque han conservado su preciosa arquitectura rural...en otoño su belleza se multiplica porque sus laderas cubiertas de bosques de castaños y robles se encienden con un colorido sinigual. A todo ello se une el agrado de sus habitantes y su buena gastronomía.
Por todo ello es casi imperdonable que sólo le dedicaramos un día...con lo cual es firme la promesa de volver para estar más tiempo y disfrutar de sus muchas maravillas
Lo primero que hacemos en la Sierra de Gata es subir a contemplar las ruinas de Trevejo tan atractivas en la distancia como en su cercanía...Y su iglesia
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Con sus tumbas excavadas en la roca
Tras recorerlo todo con calma bajamos al pueblo de San Martín de Trevejo
y vamos al restaurante “Los cazadores” lugar muy recomendable, donde comemos estupendamente...y cómo suele decirse, bueno, bonito y barato
Luego mientras tomamos el café el dueño nos da una amplia y amena explicación de la utilización del dialecto que se habla aquí, el mañegu (manhegu) de lo que ya nos habíamos percatado al fijarnos que los rótulos de las calles y los indicadores de direcciones están en castellano y en mañegu.
Paseamos pausadamente el pueblo, su gran plaza con soportales
Con su original torre campanario
y la redonda fuente de la que surgen canalillos que recorren las largas calles con su rumoroso surco de agua por el centro
y llegamos hasta la calzada romana. Es un pueblo de los que te dejan huella.
Otra vez en los coches vamos a Torre de Don Miguel, otra de las joyas de la Sierra, que tiene unos callejones con cobertizos de lo más curioso.
Y una sólida y bien situada iglesia
Y desde aquí vamos a Robledillo de Gata, otro de los pueblos más típicos de la zona y subimos hasta lo alto, donde está el ayuntamiento con nsu reloj
y nos asomamos, desde la iglesia, a un mirador abierto al paisaje de lo más bonito.
Ya la tarde va cayendo así que regresamos a Coria a cenar y descansar porque al dia siguiente era el elegido para visitar Las Hurdes .
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2 comentarios:
¡Que bonito! Una vez más nos llevas de la mano a lugares que deslumbran no solamente por su belleza natural, sino por lo maravillosamente que los describes, hata el punto de sentirse uno parte de la excursión.
Gracias.
Avellaneda.
Tus posts, María Rosa, son como tus viajes, una delicia.
Qué bonito todo, y qué curioso lo de los canalillos por las calles empedradas... preciosa la calzada romana... no me extraña que os dejara huella esta visita.
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