jueves, 17 de diciembre de 2015

BRIHUEGA INESPERADA (Y 2)

BRIHUEGA INESPERADA (Y 2)

A Brihuega la encontramos sobre un altiplano de la vega del río Tajuña a 32 Km. de Guadalajara.








Según la Asociación Turístico Cultural Briocense, ya se nombraba a Brihuega, en un documento de 1192,  como villa totalmente amurallada y con un castillo, en su extremo sur, llamado de Peña Bermeja.

 Este castillo fue construído por los árabes entre los siglos X y XI e inicialmente estaba aislado en lo alto de una roca de color rojizo, por lo que desde entonces ha conservado su poético nombre de "Castillo de la Peña Bermeja". Muy bien protegido por su propia muralla  por un lado y un profundo foso por otra, se mostraba abierto al valle del Tajuña, y con un gran paseo de ronda que, más tarde se llenó de huertos y actualmente está ocupado por el cementerio municipal, según podemos observar.




 El rey Al-Mamún de la taifa de Toledo apreció esta zona por sus ricos cazaderos, al punto que alojó en su palacete de Brihuega a su amigo Alfonso, futuro Alfonso VI (el del Cid) rey de León, cuando en 1072 éste fue derrotado  por su hermano Sancho II de Castilla y expulsado de su reino. Pero, como es bien sabido, Alfonso VI tras la muerte a traición de su hermano Sancho, se hizo con el Reino de Castilla y conquistó en 1085 todo el valle del río Tajuña, cediendo Brihuega al Arzobispo Raimundo de Toledo que tanto le ayudó en sus conquistas.

Más quien dio el espaldarazo definitivo a la Villa fue el también Arzbispo de Toledo Rodrigo Ximenez de Rada que protegió y embelleció Brihuega y en el año 1242 le concedió Fuero y ya bajo el señorío de los obispos toledanos, el castillo fue protegido y ampliado convirtiéndose en un palacio-fortaleza destinado principalmente a los usos residencial y religioso.



Se construyó una cripta destinada a caballerizas, actualmente "Capilla de la Vera Cruz" y, entre finales del XII y principios del XIII, se levantó la Iglesia de Santa María de la Peña.  

La Iglesia junto al Castillo, iniciada a finales del XII. La torre ya del XVI
 Un ejemplo de arquitectura cisterciense proto-gótica que conmemora una milagrosa aparición de la Virgen a finales del siglo XI, según piadosa tradición, a Elima, la hija del Rey Moro Al-Mamún, que pasaba una temporada en el castillo. 





 Uno de los fieles servidores de la princesa llamado Ponce,  era cristiano e informó a Elima de que su madre también lo había sido, con lo cual ella se volcó en el conocimiento de la nueva fe. Una tarde de primavera la Princesa vio aparecer brevemente al pie del castillo a la Virgen con el Niño. Avisó a Ponce, el cual descendió hasta la base y encontró una cueva de donde salía un resplandor, y allí estaba una imagen de la Virgen. Posteriormente trasladada a la Iglesia que se edificó en su honor.







Actualmente se puede descender hasta la gruta y admirar todo el conjunto de paisaje y arquitectura







Nos alejamos de Brihuega con admiración, por como ha sabido conservar sus tradiciones y recuperar sus bellezas




Sus caudalosas fuentes


 Como la de los 12 caños con sus lavaderos

 Y las fuentes del Coso
 

Y sus lienzos de murallas





 y la preciosa iglesia de san Felipe



Y tantas y tantas notables cosas pese a que,
distintas circunstancias históricas, hicieron a Brihuega  escenario de cruentos acontecimientos bélicos, como el asalto, en diciembre de 1710, de las tropas de Felipe V, durante la guerra de Sucesión y, en marzo de 1937 de la batalla de Guadalajara, contra las tropas sublevadas y sus aliados, que se libró en su término.

Así que no es de extrañar que Manu Leguineche (Arrazua, Vizcaya 1941 - Madrid, 2014) "periodista, escritor, corresponsal y viajero español que tuvo ocasión de presenciar y transmitirnos algunas de las crisis y conflictos bélicos más desgarradores del s. XX", escogiera a Brihuega para pasar en paz los últimos años de su vida... y ahora dé nombre a una de sus bellas Plazas.




 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons

2 comentarios:

Mercedes dijo...

Otra preciosa lección de historia la que nos has regalado en dos capítulos, María Rosa. Sí que guarda bellezas Brihuega, realmente inesperadas, y tú nos lo cuentas como siempre, con tanto encanto.

MariaRosa dijo...

Muchas gracias Mercedes, la verdad es que tenemos la suerte de estar rodeados de cosas maravillosas...sólo hay que ir y mirar. De eso tú sabes mucho.