No podia estar el cielo más azul cuando llegamos frente a la fachada de la Catedral de Cuenca. Habíamos recorrido ya una gran parte de la ciudad cuando nos situamos ante ella...Pero una ciudad como Cuenca no se ve en un día...Cuenca reclama un prolongado fin de semana, como mínimo, para disfrutar "despacito" de sus muchas bellezas naturales, de sus edificios, de sus museos...
Para contemplar con calma, como hace Fray Luis de León (nacido en Belmonte, Cuenca en 1527), lo que resta del castillo árabe en la parte más alta de la ciudad.
Y visitar el Museo Centro de Arte-Contemporáneo de la Fundación Antonio Pérez, inaugurado por el coleccionista de arte, poeta, editor y artista Antonio Pérez Pérez (Sigüenza 1934) en 1998, dentro del edificio del antiguo convento de las Carmelitas Descalzas, diseñado hacia 1614 por fray Alberto de la Madre de Dios (Santander 1575-Pastrana 1635) arquitecto de la orden del Carmen descalzo.
Aquí puede admirarse, además de los grandes panoramas naturales y de la complejidad de un edificio conventual alzado sobre el terreno irregual de la Hoz, obras de Andy Warhol, Canogar, Chillida, Millares, Equipo Crónica y un largo e ilustre etcétera
FAP Fundación Anronio Pérez. Diputación de Cuenca. Centro de Arte contemporáneo. Sala Millares. Convento de las Carmlitas siglo XVII. |
La Posada de San José. Al fondo la Torre del Ángel de la Catedral |
Juan Bautista alcanzó la dignidad de maestro y pintor de cámara del heredero de la Corona, el malagrado príncipe Baltasar Carlos y fue sucesor de Velázquez a la muerte del pintor.
En su cuadro titulado "La familia del pintor" que se encuentra en el Museo de Historia de Viena, pero que estuvo en Madrid en la exposición sobre "Velázquez y la familia de Felipe IV", en el Museo del Prado del 08/10/2013 al 09/02/2014, pudimos conocer a varios de los nietos y descendientes de Diego Velázquez.
Tiempo después esta casa se convirtió en el Colegio de San José donde residían los 12 niños cantores del Coro de la Catedral y Pío Baroja, en su novela "La nave de los locos", describe las impresiones del protagonista (Alvarito) cuando, desde la terraza de la cercana Catedral, oía sus voces mientras los niños ensayaban sus cánticos.
Y por fin, a mediados del s. XX, se convirtió en esta posada con encanto que conserva muy bien su interior de espacios
superpuestos, para poder adaptarse al gran desnivel entre la fachada delantera y el jardín y la fachada posterior sobre la Hoz del Huécar y sus vistas.
Vemos una enorme catedral, con 29 capillas cerradas por artísticas rejerías, y algunas con magníficos artesonados de madera, con una enorme girola (para lograr la cual se destruyó la parte románica de la cabecera) y una magnífica puerta renacentista que da paso a un austero claustro Herreriano recientemente restaurado.
Ventura Rodriguez en el XVIII diseñó este espectacular "Transparente" para albergar los restos de san Julián,
Y la última y muy controvertida aportación de finales del siglo XX han sido las vidrieras con diseños contemporáneos de Gustavo Torner, Gerardo Rueda, Bonifacio Alfonso y Ruiz de Echave, que van proporcionando una distinta y variada iluminación al templo según avanza el sol en su exterior.
La que ahora contemplamos, inacabada, es obra neogótica de Vicente Lampérez (1861-1923), que se inspiró en la fachada de la catedral de Reims.
A Cuenca, no hay duda, hay que regresar para conocerla con calma y en profundidad...
“Cuenca abstracta, pura, de color plata, de gentiles piedras, hecha de hallazgos y de olvidos –como el mismo amor-, cubiste y medieval, elegante, desgarrada, fiera, tiernísima como una loba parida, colgada y abierta; Cuenca, luminosa, alada, airada, serena y enloquecida, infinita, igual, obsesionante, hidalga; vieja Cuenca”. Camilo José Cela
Cuenca fue la novena ciudad española que fue declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad, en 1996. En la evaluación que realizó el Icomos para recomendar a la Unesco que aceptara la candidatura se resaltaba que su Casco Antiguo es un destacado ejemplo de la ciudad medieval fortificada que ha conservado su paisaje urbano original y que mantiene muchos ejemplos excelentes de arquitectura secular y religiosa de los siglos XII al XVIII.
También se subrayaba que esta ciudad amurallada se mezcla con el paisaje natural que le rodea. Es por ello que la declaración de Patrimonio de la Humanidad afecta no solamente al Casco Antiguo y al barrio del Castillo, sino a las hoces de los ríos Júcar y Huécar que lo rodean y a los barrios de San Antón y Tiradores.
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