martes, 6 de marzo de 2007

De Madrid al Paular. Un día de diciembre de 2006. (2ª y última parte)






A 95 Km. de Madrid y a 14 del puerto de Cotos, en pleno valle del Lozoya, se encuentra el Monasterio de Santa María del Paular, a más de 1.100 metros de altitud, al resguardo de las cimas de la Sierra de Guadarrama y muy cerca del pueblo de Rascafría. Allí, en el lejano siglo XIV, surgió la Cartuja de Santa María del Paular, fruto de una promesa del rey de Castilla Enrique II de Trastamara que, habiendo destruido una cartuja en Francia, durante una incursión guerrera, y arrepentido de su acción, prometió levantar otra en Castilla.


Se le acabó la vida antes de poder hacer realidad su promesa, pero su hijo, Juan I, el 29 de Agosto de 1390 puso la primera piedra de este Monasterio que albergó a los frailes cartujos hasta 1835, fecha en que sufrió, como tantos otros, la desamortización que vació sus celdas, llenó de silencios y abandono sus venerables piedras e hizo desaparecer muchas de sus obras de arte…

algunas como la valiosa sillería gótica del coro, fue trasladada a la Iglesia de San Francisco el Grande de Madrid pero acaba de ser devuelta
Su sereno claustro de un gótico purísimo,

donde, como curiosidad, se encuentra el único reloj solar , de la Comunidad de Madrid, que permite medir el tiempo en horas babilónicas -un antiquísimo procedimiento-

y su austera Iglesia presidida por un excepcional retablo de diecisiete compartimentos de alabastro policromado, tras el que se abre el portentoso y barroco Sagrario o Trasparente, volvieron a renacer ciento cuarenta años después, en 1954, con la llegada de 5 frailes benedictinos, procedentes de la abadía riojana de Valvanera, que fueron la avanzadilla de los que lo siguen habitando desde entonces y que lo cuidan y enseñan con amoroso afán.


Todo el conjunto conventual estaba constituido por varias dependencias: iglesia, convento, claustro, palacio y hospedería, todo en torno a un gran patio con una fuente en el centro y un crucero. Hoy, algunas de estas dependencias, están ocupadas por un señorial y lujoso Hotel.

Santa María del Paular, es un lugar ideal. Son muchas las sendas que pueden recorrerse y todas de gran belleza, como la que parte frente al Monasterio, atravesando el histórico puente del Perdón y que cómodamente conduce, hasta las Presillas, unas agradables piscinas naturales, formadas por el río Aguilón, rodeadas de verdes praderas. Siguiendo este camino (que es el que antiguamente bajaba desde el Puerto de la Morcuera al Paular) se llega hasta las cascadas del Purgatorio por precioso recorrido.


Y para acercarse al pueblo de Rascafría (fundado por unos ganaderos llegados de la vecina Segovia, poco antes que el Monasterio) sólo hay un kilómetro que puede recorrerse en agradable paseo, siguiendo un resguardado y seguro camino, paralelo a la carretera.

Telef. Monasterio, 91 869-14-25 28741 El Paular (Madrid)

2 comentarios:

*** dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
*** dijo...

Como en la primera parte, este otro reportaje y comentario resultan de grato recuerdo. El invierno 2006-2007 en Madrid, capital y provincia, ha sido raro, raro, raro.. pero tenemos pueblos, paisajes y gentes, que nos reconfortan cuando salimos del sin vivir capitalino. Este otro bello rincón de Madrid, todo lo cercano al Paular, nos transporta a diferentes paisajes alpinos sin tan siquiera... pasar el puerto de Somosierra. Esa es nuestra felicidad, y quien no lo disfrute se lo pierde. Enhorabuena para tan buena autora y mejor fotógrafa.