Al hablar en el anterior post de la ermita de San Baudelio de Berlanga y contar el expolio que sufrió y como muchas de sus pinturas se encuentran en Estados Unidos, comentamos que en realidad son varios los edificios, unos civiles y otros religiosos (o mejor dicho las partes más notables de ellos), que han sufrido este forzado exilio en el pasado siglo XX. Y como muestra tenemos el Palacio de Vélez Blanco de Almería (en 1905), el Patio de la Infanta en Zaragoza (en 1908), el ábside de la Iglesia de San Martín de Fuentidueña (en 1958) y el Monasterio Bernardo de Sacramenia, ambos de Segovia y el de Ovila en Guadalajara (en 1930). De todos ellos el único que ha conseguido regresar a su origen ha sido el Patio de la Casa de la Infanta en Zaragoza.
Monasterio de Sacramenia
Nos centramos ahora concretamente en la historia de este primer convento bernardo edificado en Castilla, en el año de 1141, en el lugar más indicado por el espíritu de la Orden, es decir, alejado del pueblo, en un solitario valle cruzado por un arroyo, con la Iglesia situada al Norte y los demás recintos conventuales ordenados en torno al único claustro. El acceso era un gran portalón con zaguán cubierto y coronado por las estatuas de la Virgen y de Alfonso VII y Alfonso VIII los dos grandes benefactores del Monasterio.El 11 de Octubre de 1835 un real Decreto estableció la supresión de “todos los Monasterios de órdenes monacales, las de canónigos seglares de San Benito (...) cualquiera que sea el número de monjes de que en la actualidad se compongan”...Pero la acaudalada familia que lo adquirió, no tuvo ninguna sensibilidad artística e inicio la larga serie de destrozos e injurias a sus venerables piedras, tabicando y arrancando cuanto les estorbaba para convertir sus diversas piezas en establos o almacenes... A pesar de ello, su belleza consiguió interesar a los agentes del millonario americano William Randolph Hearts que buscaba precisamente nostálgicas ruinas románicas para instalarlas en su disparatada finca californiana “La Cuesta Encantada” y compró a los propietarios - con el cómplice silencio de las autoridades - el claustro y las salas anexas, por medio millón de dólares, equivalente a unos 5.000.000 de pesetas en el año 1925.
A partir de ese momento, las piedras de Sacramenia iniciaron una aventura digna de la más prodigiosa novela de viajes y aventuras, que las llevaron desde las tierras segovianas, hasta las tropicales de Florida, donde hoy se encuentran, rodeadas de palmeras y eucaliptos gigantes. Pero entre medias trascurrieron treinta años, desde que, primero en camiones, llegaron a Peñafiel, luego a Madrid en tren, y luego a Cádiz donde embarcaron para Nueva York a principios de 1927. Eran 35.784 piedras, embaladas en 10.751 cajas de madera. Pero al llegar a Nueva York, la existencia de fiebre aftosa en la zona de procedencia de la paja utilizada para el empaquetado hizo que las autoridades sanitarias obligaran a abrir todas las cajas, quemar toda la paja y reemplazarla por viruta de madera.
La depresión económica del 29 puso al millonario al borde de la ruina, por lo cual, las diez mil cajas estuvieron durante veinticinco años depositadas en un almacén de Brooklyn, hasta que en 1951, a la muerte de Hearts, sus herederos las vendieron a unos promotores inmobiliarios que pensaron sería una buena inversión para promocionar el incipiente desarrollo turístico de Miami, así que fueron nuevamente embarcadas y al abrirlas descubrieron, con horror, que muchas piezas habían sido cambiadas de lugar y aquello se había convertido en un gigantesco puzzle de casi 36.000 piezas en tres dimensiones... Casi dos años de intenso trabajo y lograron reconstruir una parte del Claustro, la Sala Capitular y el Refectorio, dentro de un exhuberante parque bordeado por un arroyo llamado de la serpiente, donde ahora los turistas de todo el mundo acuden a contemplarlo. La Virgen, Alfonso VII y Alfonso VIII les dan la bienvenida... Ellos también han hecho un largo viaje...
Una magnifica coleción de fotografías de este Monasterio en la actualidad puede verse en este enlace.
William Randolph Hearst
William Randolph Hearst (nació en 1863 en San Francisco y murió en 1951 en Beverly Hills) fue un magnate de la prensa y los medios estadounidenses, uno de los más poderosos personajes de la escena política y empresarial de dicho país, que "gobernaba" desde sus 28 periódicos. Le conocemos más gracias a la película de Orson Welles "Ciudadano Kane", estrenada en 1941, que, aunque sólo gano un Oscar al mejor guión, está considerada como una de las mejores obras del séptimo arte
Bibliografia
La destrucción del patrimonio artístico español. W. R. Hearst el gran acaparador, de José Miguel Merino de Cáceres y María José Martínez Ruiz (editado por Cátedra (2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario