Lanzarote es la isla más septentrional de las 7 islas mayores de Canarias |
Debe su nombre a un navegante genovés llamado Lancelotto Malocello que arribó allí en el s. XIV |
Érase una vez un hombre que se enamoró de una isla y la convirtió en la más bella después de ser la más olvidada... ¡Lanzarote es un verdadero milagro de amor!...
Se cuenta en la biografía de César Manrique (Lanzarote 1919-1992) que, cuando fue a estudiar a la Universidad de La Laguna, sus compañeros se burlaban de su isla de Lanzarote pues la consideraban fea y sin ningún atractivo. Conseguir que todos miraran la isla a través de sus ojos, para que la vieran como él de bella, fue el acicate que se convirtió en Norte de su vida.
“Entre las 9 y las 10 de la noche del día 1 de Septiembre de 1730 la tierra se abrió en Timanfaya... durante seis años 32 cráteres se abrieron desmesurados y la oscuridad, el humo y las explosiones se sucedieron...la tierra dejaba escapar aterradoras columnas de fuego y todos pensaron que se trataba del fin del mundo”. Así de impresionante es el relato del cura párroco de Yaiza, Don Andrés Lorenzo que fue testigo de los hechos.
Desaparecieron pueblitos enteros y los campos de cereales que los rodeaban. A cambio la lava y la ceniza lo inundaron todo e incluso aumentaron la extensión de la isla cuando llegaron al mar.
A fuerza de lava se creó el Valle que llaman de la Tranquilidad donde realmente no sabes si te encuentras al principio del mundo o al final de los tiempos. Algún pequeño brote verde empieza a asomar al cabo de los siglos entre la lava. La vida pugna por seguir.
En el centro geográfico de la isla elevó este Monumento al Campesino, titulado “Fecundidad", en relación con la ardua lucha que el agricultor lanzaroteño, ha mantenido desde siempre para poder cultivar sus tierras.
Sorprende la maravillosa blancura de las casas con las puertas y ventanas de un verde precioso. Así eran, primitivamente, todas las casa de Lanzarote, pintadas de blanco, incluso los tejados, para refrescar su interior, y los restos de la verde pintura de las barcas aplicada a puertas y ventanas. Fue una batalla personal del propio César Manrique la que consiguió que esta tradición no se perdiera y que los aborígenes la mantuvieran e incrementaran, no cediendo a otras arquitecturas importadas que rompían su personal y único paisaje. Y ha sido una batalla totalmente ganada, como la de no consentir ni una sola valla publicitaria en las carreteras.
El Mirador del Río, es la primera gran sorpresa de lo que César Manrique logró hacer para realzar las bellezas de su isla, integrando su obra, tan perfectamente, en lo que la Naturaleza ya había preparado previamente, que parecen una sola cosa.
Perfecto es asistir a los conciertos del Auditorio, localizado en una caverna volcánica donde, primeras figuras del mundo han actuado y donde todos los años se celebra el Festival Internacional de Música Visual de Lanzarote dedicado a la música ambiental.
En la Cueva de los Verdes, existe otro auditorio de música, anterior y mucho más "rústico" que el de los Jameos pero donde tocó una vez el violinista Yehudi Menuhin y su mujer, escuchando desde diversos puntos de la gruta volcánica dijo, "que nunca había oído un sonido tan nítido".
En el pueblo de Guatiza se encuentra otro de los lugares que sólo la imaginación amorosa de César Manrique podía soñar para su isla volcánica: ¡un jardín!. Quizá no haya otro igual en todo el planeta: un jardín de cactus instalado en 5.000 metros cuadrados de una cantera de extracción de ceniza volcánica, a cielo abierto, abandonada desde el pasado siglo. 10.000 cactus de más de 1.000 especies distintas han convertido un lugar absolutamente feo en una explosión de belleza y armonía. Aquí, más que en cualquier otro lugar de la isla, consiguió su utopía de convertir un mar de lava inhóspito y estéril en un lugar hermoso y único en el mundo.
La que fue su primera casa en la isla puede considerarse una de las casas más bonitas de la tierra... y eso que César Manrique no era Arquitecto; sólo estudió dos años Arquitectura Técnica y con 26 años ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid graduándose, a los 31, como profesor de dibujo y pintura.
En medio de un río petrificado de lava y rodeada de un árido paisaje, un día César Manrique vio la copa de una higuera que emergía. Se detuvo a contemplarla y descendiendo por ella descubrió 5 burbujas volcánicas. Se enamoró del lugar y cuando quiso comprarlo el dueño se lo regaló pues consideraba que no valía para nada. La casa está a dos niveles y las burbujas se comunican entre sí. Es un ejemplo a nivel mundial de como una casa puede integrarse en la naturaleza. Verlo para creerlo. Roca negra, blanco deslumbrante, sencillez, grandiosidad.
En Arrecife, hay que visitar el Castillo de San José y ver su Museo de Arte contemporáneo. ¡Cuanta belleza y que derroche de buen gusto y de imaginación!. El sótano del Castillo fue convertido por Manrique en un Restaurante con un bello paisaje de mar, tierra volcánica y pequeñas flores rojas...
Al alejarse de Lanzarote siempre nos quedará en el recuerdo su belleza extraña y la evidencia de que el amor puede transformar lo feo y oscuro en brillante y hermoso.
José Saramago ( 1922-2010) también se enamoró de Lanzarote y en 1991 trasladó su residencia al pueblo de Tías. Entre 1997 y 2001 escribió allí sus "Cuadernos de Lanzarote"
Nota.- Aquí he volcado los recuerdos de un precioso viaje hecho hace ya unos años... Espero que todo siga igual de hermoso y protegido... Igual que me sucedió con La Gomera y con Menorca son lugares en los que deseas que el tiempo se pare y que la gente vaya a disfrutarlos en paz y no a invadirlos ni a robarles su encanto ni a destrozar su magia...
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4 comentarios:
Yo también estuve en Lanzarote hace muchos años y pese a que prometí volver no lo he hecho...Pero tu post me ha hecho regresar a todos los recuerdos y a la belleza, efectivamente tan diferente, de esa isla mágica.
Una seguidora que nunca había escrito
Rememorar Lanzarotes a través de este post, lugar donde he tenido el placere de esar en dos ocasisones, ha supuesto un refrigerio para los sentidos. Es volver a revivir la belleza tan singular de esa fusión entre el artista y la naturaleza.
Avellaneda
Lo importante para mi es que alguien lea y mis post y despierte sus curiosidades o sus recuerdos...y si encima me lo dicen pues estupendo...Muchas gracias por seguirme y decírmelo esta vez a la querida seguidora que "nunca había escrito"
Pues Avellaneda ¡¡que suerte haber estado dos veces!! Yo estuve una y me prometí regresar...¡¡pero esta es la hora!! Reallmente es una isla para vivirla con serenidad e intensidad.
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