miércoles, 9 de septiembre de 2020

Ávila y el escritor Enrique Larreta

 

Ávila y el escritor Enrique Larreta

Cuando llegas a Ávila te faltan ojos para apreciar tanta belleza


 y cuando entras en ella te das cuenta de que lo haces en una ciudad diferente y con muchas sorpresas que te atrapan.

Eso le sucedió a Enrique Rodriguez Larreta (Buenos Aires 1875-1961) cuando en 1902 realizó un largo viaje por Europa con su esposa, Josefina Anchorena, que estaba muy interesada en conocer Ávila, la ciudad donde nació Santa Teresa, y los diversos lugares de sus Fundaciones. 

Este libro de Enrique Larreta contiene dos de sus obras: un poema dramático convertido en obra teatral, titulada "Santa Maria del Buen Aire", en la cual se representa, a través de numerosos personajes, la conquista del Río de la Plata en la expedición de don Pedro de Mendoza (Guadix, Granada, ca. 1499 – Océano Atlántico cerca de las islas Canarias, 23 de junio de 1537) en la que se llevó a cabo la primera y olvidada fundación de Buenos Aires. 

Y también se incluyen unas íntimas Memorias, "Tiempos iluminados", que nos iluminan, y nunca mejor dicho, en 74 páginas, sobre como se gestó su gran identificación con España y muy concretamente con Ávila.

Empieza narrando como sus padres, uruguayos ambos y de muy importantes familias, tuvieron que refugiarse en 1871 por causas politicas en Buenos Aires, cuatro años antes de que él naciera.

Y nos cuenta que al ser un niño tímido y pensativo, su refugio preferido era el cuarto de la plancha y la costura, donde las criadas de la casa, casi todas españolas,  le contaban cuentos y leyendas... y así las recuerda en los versos de un entrañable poema:

 Que otros digan de escuelas y universidades.

Yo canto el cuarto aquel de plancha y de costura;

y sus buenas mujeres. !Galicia! !Extremadura!

(...) También las castellanas de grave catadura. 

( ...)

¡Ay! ¡Qué cuentos aquéllos! Fablas de romería,

consejas de la lumbre. ¡Y qué linda manera

de nombrar cada cosa!¡Cuanta sabiduría

entre aquellos refajos! (...).

Cuando por fin le enviaron al Colegio, internado recio y áspero, según dice (aunque también reconoce su parte positiva)  siguió siendo un niño tímido y solitario que siempre se agazapaba en los últimos bancos de la clase para pasar lo más desapercibido posible.

 Pero Francisco Beazley, profesor de historia de Grecia y Roma, ante su sorpresa le distinguió entre todos los alumnos encomendándole preparar una conferencia sobre Atenas en tiempos de Pericles... Aquello, confiesa Larreta, hizo despertar de una vez mi soñoliento amor propio...y me puso de golpe ante el milagro helénico, el más fecundo y excitante para un pensamiento infantil.

Así se aficionó a investigar y a escribir y comenzó a preparar una novela desarrollada en Perú en torno de Santa Rosa de Lima. Más cuando a los veinte años dictaba una cátedra de Historia de la Edad Media y Moderna comprendió que: 

ya había llegado a especializarme apasionadamente en el estudio de España y muy pronto la opulencia de su literatura y de sus crónicas hízome pensar en el provecho de trasladar toda mi fábula o por lo menos gran parte a la tierra de Cervantes.

 Y en ese viaje que citabamos al principio y que realizó junto a su esposa, tras recorrer Italia pasaron a España a finales de septiembre de 1903 y lo primero fue visitar los lugares de sus orígenes vascongados, en la casa de Azelain en Andoain (Guipúzcoa) donde aún vivía don Juan Bautista de Larreta, hidalgo setentón y soltero. 

Él traía la idea de escribir un libro sobre los grandes maestros de la pintura española, relacionando sus  cuadros con  diferentes aspectos de la vida de España... Con Velázquez, la corte, los enlaces dinásticos; con el Greco, el alma de los hidalgos; con Zurbarán, la teología, la mística; con Murillo la devoción popular...


Pero según él nos cuenta...Quiso mi buena suerte que mi primera visión de Ávila fuera una visión de otoño (...) No creo que ciudad alguna ofrezca al viajero entrada más emocionante. Puerta de San Vicente (...) Cuando penetramos en la ciudad ya en sus calles estrechas era casi de noche. Los altivos palacios, que yo atisbaba al pasar, se sumergían en una penumbra, en una sombra sin tiempo. ¡Es tan importante la primera impresión! El hotel donde nos hospedamos estaba situado en la plazuela de la Catedral y desde la ventana de mi habitación se contemplaba en el anochecer toda la oscura fachada del templo con un toque de fuego todavía en su torre más alta (...) ¡Adiós, pintores! ¡Adiós, lienzos y tablas! Me estaba reservada una empresa de mayor ambición. Y buscando recoger el sentido de aquel instante de mi vida, compuse estos versos.

 Versos que desde 2008 podemos leer en la calle de la Vida y la Muerte, una solitaria calle que va pegada a los muros de la Catedral

 

        Homenaje a Enrique Larreta

Con insomne fulgor, quebrada luna,

rota luna de agüeros, va saltando

sobre encendidas nubes ¿Cómo y cuando? 

pregunta mi ambición. Llega oportuna

la voz de las almenas y una a una

se aparecen las torres. Sigo andando

y  no sé si soy yo quien va va soñando

o es Ávila quien sueña. La Fortuna

rondaba. Tú me diste  ciudad fuerte,

ciudad santa, la llave alternativa.

Tu calle de la Vida y de la Muerte

 finge al paso de mi sombra agitada,

Penitente sayal o capa altiva

y en capa o en sayal, rabo de espada.

                        Ayuntamiento de Ávila CMM 

                                            2008

Quedó Enrique Larreta tan impresionado de Ávila que, además de recorrerla a fondo, profundizó en su historia y eligiendo un periodo concreto del siglo XVI, forjó un relato estremecedor que publicó en 1908, titulado: La gloria de don Ramiro (Una vida en tiempos de Felipe II).  

Su traducción francesa convirtió la novela en un gran éxito internacional y fue muy alabada entre otros muchos por Miguel de Unamuno con quien mantuvo amistad y correspondencia (conservada en la Casa-Museo de Unamuno en Salamanca) y también por el gran pintor Ignacio Zuloaga, que en 1912 inmortalizó a la ciudad y a Enrique Larreta en un cuadro en los Cuatro Postes con el fondo de la murallas. En 1920 estuvieron incluso los tres amigos, junto a Manuel de Falla, estudiando la posibilidad de llevar la obra al teatro.

En un próximo post evocaremos su obra "La gloria de don Ramiro (una vida en tiempos de Felipe II)"

 

  Nota. Los libros  de Enrique Larreta pueden encontrarse en la libreria ALCANA en la Calle Marqués de Viana 52,  28039 Madrid 

Telef. 629240523 y 91 220 42 63

www.libros-Antiguos-alcana.com 

info@libros-Antiguos-alcana.com           


1 comentario:

Avilas.es dijo...

Enhorabuena por este excelente trabajo.
Jose Luis Pajares