En 1812 algunos franciscanos pudieron regresar e iniciaron una laboriosa rehabilitación, a la vista de todo lo perdido…pero cuando apenas estaban con gran entereza recuperando su entorno, llegó el Decreto de exclaustración y desamortización firmado por Juan Álvarez de Mendizabal fechado en 1835.
La historia de este lugar a partir de entonces ha sido una verdadera aventura, con momentos de ruina casi total, pasando de mano en mano con el consiguiente abandono y ruina de sus jardines, huertas y cultivos conseguidos con esfuerzo y trabajo durante muchos años. Incluso llegó a las de Mariano de Goya, el querido nieto del genial pintor, el cual lo adquirió por 10.000 reales el 24 de agosto de 1865 y en 1934 a las del doctor don Carlos Jiménez-Díaz (1898-1967) que la convirtió en su lugar de residencia, y por tanto la mimó, restauró en parte y embelleció… pero a los pocos años de su muerte volvió a caer en malas manos que, de nuevo, lo llevaron a un completo deterioro…Hasta que afortunadamente volvió a la Provincia Franciscana de Castilla el 26 de diciembre de 1987…
Los franciscanos, también en muy reducido número, han estado presentes en su Convento hasta el año 2004 pero, a partir de esa fecha, lo han cedido a una Comunidad de Misioneros Identes, miembros del Instituto fundado por Fernando Rielo Pardal en 1959, que actualmente lo habitan y atienden, en el orden espiritual y en el material, recibiendo muy cordialmente a los visitantes que deseen conocer esta joya escondida que ha sabido resistir a tanta desventura.
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