sábado, 27 de febrero de 2016

BENITO PÉREZ GALDÓS. SI LAS ESTATUAS PUDIESEN HABLAR (2)


BENITO PÉREZ GALDÓS.SI LAS ESTATUAS PUDIESEN HABLAR 


RUTAS MADRILEÑAS

Esta semana me he dado varios paseos por los entornos de la Puerta del Sol y la Plaza Mayor de Madrid, en luminosas mañanas de este invierno tan atípico


 Fueron estos  lugares muy paseados por Galdós, que había llegado a Madrid en 1862, con 19 años, para matricularse en la Universidad de Derecho... pero fue un mal alumno según el mismo reconoció en sus "Memorias de un desmemoriado", pues prefirió la "universidad" de pasear incansable por las calles de Madrid, de acudir a tertulias literarias, algo muy de moda en aquel tiempo y de leer a los mejores escritores europeos en el Ateneo. Tuvo la inmensa suerte de conocer, en la Universidad, a Francisco Giner de los Ríos fundadador de la Institución Libre de Enseñanza y en el Ateneo a Leopoldo Alas Clarín (Zamora  1852-Oviedo 1901) el crítico literario y escritor con el que mantuvo una sincera amistad.

Don Benito fue el gran observador de Madrid, de sus gentes, de su forma de expresarse, de vivir... y todo lo captaba en sus solitarios paseos por una ciudad que aún era un "poblachón manchego", donde la calle de Toledo era el centro comercial  y por los alrrededores de las Cavas bullía la vida en torno a sus posadas y mesones


La Cava de San Miguel  donde vivía Fortunata


 
Un Madrid donde Isabel II mal reinaba, rodeada de conspiraciones de políticos y militares, en una época convulsa con personajes como Alberto Aguilera, Castelar, Narvaez, Espartero, Prim...mientras en los cafés y en el Ateneo hablaban y discutían Zorrilla, Echegaray (gran matemático y político al que en 1904 se le concedió, impensadamente, el Premio Nobel de Literatura), López Ayala y Bécquer  y estrenaban sus dramas teatrales  Tamayo y Baus y García Gutierrez

Galdós vivió en Madrid los últimos años de la monarquía de Isabel II y su destronamiento en 1868,  la primera República, el asesinato del Presidente del Gobierno Juan Prim (el 30 de diciembre de 1870),  el efímero reinado de Amadeo de Saboya y la Restauración Borbónica. Todo lo vive, lo observa, lo crea y lo recrea desde los personajes de sus novelas que viven y sufren sus tragedias personales envueltos en las tragedias del país, y son protagonistas de los hechos que se suceden en la capital.  

 Pero sus novelas reflejan también la geografía de la ciudad, paso a paso se recorren sus calles, se describen sus plazas y plazuelas, sus rincones, sus paisajes (¿acaso no hay un paisaje urbano?), sus comercios, sus fuentes... 

Tanto es así que en las Actas del II Congreso Internacional de Caminería Hispánica (1987) se presentaron dos ponencias muy interesantes tituladas: "Caminería callejera madrileña. Las calles de Madrid en los Episodios Nacionales de Pérez Galdós" y "Caminería callejera madrileña. Las calles de Madrid  en las novelas de Pérez Galdós", ambas ponencias firmadas por Pedro Pascual.

 He caminado estos días por dos lugares claves  de la gran novela de "Fortunata y Jacinta", dos mujeres muy diferentes pero con una pasión común: el irresponsable, egoista y mujeriego Juanito Santa Cruz, que robó el corazón y el sentido de ambas... Galdós le  situó viviendo con sus padres en la Plaza de Pontejos.

 Los de Santa Cruz vivían en su casa propia de la calle de Pontejos, dando frente a la plazuela del mismo nombre (...) Ocupaban los dueños el principal, que era inmenso, con doce balcones a la calle y mucha comodidad interior (...) Tan apegada era la buena señora al terruño de su arrabal nativo,  que para ella no vivía en Madrid quien no oyera por la mañana  el ruido cóncavo de las cubas de los aguadores de la fuente de Pontejos (...) quien no oyera las campanadas del reloj de la Casa de Correos, tan claras como si estuvieran dentro de la casa... (cap. VI, III)


Esta era, según Galdós, la casa de los Santa Cruz, y la planta "principal" es donde está el mirador
Y también he estado en la de Fortunata, donde la conoció Juanito Santa Cruz, en la Cava de San Miguel, al pie del famoso Arco de Cuchilleros, uno de los diez accesos de la Plaza, obra de Juan de Villanueva quién, tras el incendio de la Plaza en 1790, la cerró diseñando elevadas arcadas en todas sus fachadas.


"La Plaza Mayor durante el incendio de 1790 y estado que en quedó después del mismo. Museo Municipal". Fascículo dedicado a la Plaza Mayor, firmado por Antonio Bonet Correa en el Tomo I de "Madrid" editado por Espasa Calpe en 1978. 



El conocido como  "Arco de Cuchilleros", en el esquinazo sudeste de la Plaza, es diferente del resto,  más pequeño y con una escalinata para salvar el gran desnivel existente  entre la citada Plaza y las calles de Cuchilleros y la Cava de San Miguel. 

Arco de Cuchilleros

En esta calle vivían y trabajaban los del gremio de cuchilleros, que surtían de tan esencial instrumento al cercano de carniceros concentrados en el interior y aledaños de la plaza Mayor...Afortunadamente el callejero ha mantenido muchos de estos nombres de oficios olvidados que por esta zona tenían su cobijo: Botoneras, Tintoreros, Bordadores...


Esta calle es uno de los accesos de la Plaza Mayor en la misma acera del Arco de Cuchilleros
Así que desciendo las escaleras





El Arco desde la calle Cuchilleros, y al fondo la Cava de San Miguel


y ya estoy en la calle Cuchilleros, llena ahora de bares, mesones y restaurantes típicos. Entre ellos nos interesa fijarnos en el de "Sobrino de Botín" y no sólo por figurar en el Libro Guinness de Récords por ser el restaurante más antiguo del mundo, ya que fue fundado, como "posada" y horno de leña en 1725, tal y como figura en la puerta de piedra que fue su entrada original, sino porque Galdós lo menciona en Fortunata y Jacinta y una lápida en su fachada nos lo recuerda.





En la Cava de San Miguel los edificios, pegados a la Plaza Mayor,  tienen una configuración inédita, debido al gran desnivel ya mencionado con la citada Plaza, lo que les da un carácter especial cuando se contemplan. tanto desde Cuchilleros, como desde el Mercado de San Miguel (así llamado en honor de la Iglesia de San Miguel de los Octoes, de las más antiguas de Madrid, cuyo solar ocupó un primitivo mercado a partir de su derribo en 1809)





 Y ahora subo los peldaños de la casa en la que al parecer Galdós se inspiró para vivienda de Fortunata, y en la que también vivía un desventurado personaje, al cual apreciaba mucho la madre de Juanito, una caritativa señora qué, al saberlo enfermo, envió a su hijo a visitarle... y allí, subiendo sus penosas escaleras de piedras desgastadas, en uno de los pisos... apareció Fortunata










En fin, que si esta serena estatua de Galdós nos hablase ¡¡cuantas maravillosas historias nos contaría!!

 



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