domingo, 26 de junio de 2011

Casas mágicas: La Casa Azul de Frida Kahlo (1)

Foto de Nickolas Muray, hacia 1939,
Recién llegada de México no puedo por menos que hablar de la casa de Frida Kahlo. Convertida en Museo es un lugar que no debe dejar de visitarse...





Frida nació en 1907 en una casa pintada de azul por dentro y por fuera, con espacios abiertos al cielo y al sol en su interior y con muchas plantas en el patio, en el histórico barrio de Coyoacán, al sur de la capital de México.

El vocablo Coyoacán se deriva de la palabra náhuatl Coyohuacán. Existen varias acepciones al término como son: coyote flaco y/o lugar de los que tienen o poseen coyotes,

Su padre, al que adoraba, era alemán, hijo de judíos-húngaros y su madre era hija de indio y española y había nacido en Oaxaca. La mezcla resultó fuerte y brillante para la niña, la vida la puso a prueba muy duramente y resistió como los diamantes, hasta que no pudo más. Su padre quiso que se llamara, Frieda, porque decía que Friede en alemán significaba paz y era un buen nombre pero, como no figuraba en el santoral, tuvo que ir en tercer lugar, así que su nombre completo era Magdalena Carmen Frieda Kahlo y Calderón: ella eligió para siempre llamarse Frida y añadió “de Rivera” cuando se casó - el 21 de Agosto de 1929 - con Diego, el más grande pintor de México.

Esta foto y la siguiente fueron tomadas en 2008. en el Día de Muertos, en el altarcito que se había levantado en el jardín

Muy jovencita sufrió un ataque de polio que dañó y adelgazó su pierna derecha... los crueles niños la empezaron a llamar, “Frieda pato de palo”, pero su orgullo y su férrea disciplina para rehabilitarse hicieron que superase en gran medida el problema... más sin duda un hado maligno la siguió la pista, y una radiante tarde de Septiembre de 1925, cuando acompañada de su primer novio, volvía a casa en un autobús de madera barnizada, éste fue arrollado por un trenecillo y el hierro de un pasamos se incrustó en su columna vertebral, dejándola dañada para siempre. Tenía apenas 18 años, era una bellísima joven, enamorada, llena de vitalidad, y quería ser médico...


Todo cambió en su vida, el dolor físico se apoderó de ella y ya nunca la abandonó. Operaciones terribles y terribles convalecencias con rígidos corsés se sucedieron y la inmovilidad y el dolor se instalaron en su vida, con breves intervalos que intentaba disfrutar con plenitud. En una de sus primeras y largas convalecencias, su madre ideó una cama con gran dosel, para poder colgar en él las pequeñas cosas que quería y que alegraban su vista y también colocaron un gran espejo en su parte superior para que pudiera verse...

En un principio aquello constituyó para ella una gran martirio, un recordatorio constante de su situación y un testigo de su desesperación y de sus lágrimas... Hasta que, un día, decidió vencer al espejo, decidió ganarle la partida y hacer de él un instrumento a su servicio...

Ese día decidió hacer su autorretrato. Siempre le había gustado dibujar “monigotes”, pero ahora su padre le regaló una caja de pinturas e introdujo el color en su vida, y el color la devolvió el ánimo y la ayudó a plantar cara al dolor, a la desesperanza, al aislamiento... Tumbada, inmóvil, con un espejo sobre su cabeza y el caballete igualmente suspendido, sus fuertes manos, cargadas de anillos, recrearon una y otra vez su rostro y sus sentimientos, sus sueños y las cosas y las personas que la impresionaban.


Más de 150 cuadros, admirados por todos, empezando por el gran Picasso, dejó a su muerte. Mi obra - dijo la propia Frida - es la más completa biografía que podría jamás hacerse sobre mí misma (...) Mis cuadros están pintados no con ligereza, sino con paciencia. Mi pintura lleva en sí el mensaje del dolor (...) la pintura ha llenado mi vida”


Normalmente sus cuadros eran de formato muy pequeño, pero hizo una excepción cuando en el verano del 39, diez años después de su boda con Diego Rivera, una boda entre un elefante y una paloma según opinión de muchos, estaban a punto de divorciarse y vivía ella sola en la querida casa azul de su familia.

Necesitó un formato grande para volcar todo lo que llevaba dentro: dos Fridas nos contemplan, una tranquila con un medallón, con la efigie de Diego, en sus manos; la otra con el corazón abierto y sangrante... Ella misma explicó el significado: “cuando tengo a Diego me siento llena, pero cuando lo pierdo, mi vida se desgarra y mi corazón sangra irremediablemente...” Es cierto que volvieron a casarse pero su corazón no dejó de sufrir nunca.Murió en la Casa Azul el 13 de julio de 1954



Gran parte de las obras de Frida Kalho pertenecen a colecciones privadas per0 otras pueden contemplarse en el Museo de la Casa Azul... donde, además, hay una magia especial...


Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡QUE PRECIOSIDAD! ¡Y QUE DRAMATISMO! ¡Y QUE CAPACIDAD, LA TUYA, MARIAROSA, DE TRANSMITIR SENTIMIENTOS, EMOCIONES! GRACIAS.
Avellaneda

Mercedes dijo...

Hola María Rosa, suscribo todo lo del comentario anterior, estoy admirada de tu serie de Casas mágicas. Esta es preciosa, y el personaje es fascinante, pero cuánto sufrió la pobre.
Gracias! y enhorabuena.