Tanto disfruté con mi paseo por la Plaza de Pontejos y las historias descubiertas en torno a ella que casi no he tenido más remedio que visitar la tan cercana de Santa Cruz... así que este pasado lunes, festivo en Madrid, hice un recorrido mañanero por todo su entorno que fue una delicia.
La torre de la Iglesia de Santa Cruz (1), en la calle de Atocha preside y señorea dos plazas: la de la Provincia en su misma línea y, con sólo cruzar la calle, la de Santa Cruz.
Calle Zaragoza |
Calle Gerona. Arriba a la izquierda perdura el nombre de cuando la Plaza era sólo "Plazuela" |
Desde la Plaza de Santa Cruz vemos la más monumental de la Provincia con su antigua Cárcel de Corte actual Ministerio de Asuntos Exteriores |
Plaza de Santa Cruz |
Tiendas con olor a anís |
y productos madrileños inesperados |
Relojeros que nos saludan al pasar |
En tiendas con solera |
Con nombres olvidados |
Y soportales acogedores |
Este mercado de trabajo, condicionado como todos, por las leyes de oferta y demanda tuvo una época de gran auge, (por ejemplo, en el Diario Oficial de Avisos de Madrid del año 1863 aparecieron 1924 ofertas de nodrizas), para luego, de forma casi brusca a principios del XX, coincidiendo con la cada vez más fuerte descalificación médica y social de su práctica y el control y aprobación médica de los biberones de leche de vaca, desaparecer radicalmente.
Pero durante más de un siglo la lactancia fue una actividad asalariada que generó un mercado con diversas formas de acceso, una de ellas, la que llegó a imponerse, fue la de que "el Ama o nodriza" dejara su casa y la atención de su propio hijo para incorporarse a un hogar ajeno y lejano.
El libro “Criados, nodrizas y amos. El servicio doméstico en la formación del mercado de trabajo madrileño, de 1758 a 1868” de Carmen Sarasúa García, editorial siglo XXI.. es esencial para conocer como se desarrolló en Madrid este trabajo “tan femenino”.
Así vemos como empezaron a aumentar las nodrizas procedentes del norte de España por considerarlas más sanas y mejor alimentadas “y con menor mezcla de sangres no cristianas”. Bretón de los Herreros, en 1851, lo describía así: “El litoral del océano cantábrico provee en su mayor parte a Madrid de esta humana mercancía cuya casta más aventajada se produce en el famoso Valle de Pas, de donde se deriva el nombre de “pasiega” con que designamos a todas las amas de leche…”
Los médicos pronto intervinieron en el proceso de selección y también los boticarios, pero a nivel popular el “mercado de contratación” en Madrid, era la Plaza de Santa Cruz, donde de siempre había un mercado ambulante de telas que surtían especialmente mujeres pasiegas, y ellas sirvieron de nexo entre sus paisanas, llegadas a Madrid tras penoso viaje, y los padres de sus pequeños y necesitados clientes… Y para reforzar más la contratación aparecían en el Diario de Avisos anuncios, como el siguiente:
“…Clara Monzón de edad de 24 años, natural de las montañas de Santander, la que solicita cría en casa de los padres; tiene leche de cuatro meses. Darán razón en los portales de Santa Cruz ” (22 marzo 1799)
“Adiós cabañuca de mi vida/ las espaldas te voy dando/ no se que llevo dentro/ que van mis ojos llorando./ Espérame cabaña guapa/que a criar me voy ahora./ Que nos volvamos a ver/
le pido a nuestra Señora”.
Esta nostálgica coplilla cantaban las pasiegas cuando abandonaban sus verdes valles de la Vega de Pas, rumbo a Madrid, para trabajar como amas de cría de algún niño de aristocrática o incluso real familia, mientras el suyo propio quedaba en estos valles al cuidado de una vecina… durante uno o dos años criaba al niño ajeno, sin separarse de su lado y todo lo ganado era enviado al marido que compraba más vacas e incrementaba la hacienda… Luego ella regresaba, quedaba nuevamente preñada, tenía otro pequeñín a quien dejar en la “cabañuca” de otra vecina y enseguida volvía a la Corte. Las prolíficas amas pasiegas levantaron, a fuerza de sus dolorosas ausencias y sus niñitos lejanos, la arruinada economía – agrícola y ganadera - cántabra.
Maravillosa Vega de Pas |
Bibliografía:
“Criados, nodrizas y amos. El servicio doméstico en la formación del mercado de trabajo madrileño, de 1758 a 1868” de Carmen Sarasúa García, editorial siglo XXI..
"Amas de cría" de José Manuel Fraile Gil. Fundación Joaquín Díaz. Fundación Centro de Documentación Etnográfica sobre Cantabria.
"Amas de cría. Campesinas en la urbe" Artículo de José Manuel Fraile Gil, en la Revista Folklore (Ed. Caja España. Valladolid 1999, nº 221 pp. 147-159
(1) La Iglesia de Santa Cruz, de singular torre neomudéjar tan alta como larga y accidentada es su historia... En realidad aquí estaba desde finales del XVI la iglesia del gran Monasterio y Colegio de Santo Tomás, uno de los más notables de Madrid que fue declarado en ruina y derribado en 1876, sin dejar vestigios de su espléndido barroco...
La Iglesia había tomado el nombre de Santa Cruz en 1869, en memoria de la situada en la adyacente Plaza así llamada, y que había sido también demolida...Luego, en 1872 sufrió un tremendo incendio y hubo que derribarla en 1876...con lo que desapareció todo el enorme conjunto.
En el solar de la iglesia se inauguró la nueva y actual el 23 de enero de 1902.
4 comentarios:
¡Impresionante! No menos por sabido, aunque sin haber reparado en tanto detalle. ¡Qué historias! ¡Y qué rincones del Madrid castizo, entrañable! a.
Así se han ido (y se van) tejiendo las historias de Madrid. Gracias por contarlas de esa forma sabia, sencilla y entrañable.
Gracias Maria Rosa por eenseñarnos estas historias tan entrañables.
Y efectivamente es un bonito lugar el entorno de las plazas de Sta.Cruz y de La Provincia y todavia nos quedan restos de la antigua iglesia de Sta.Cruz en el restaurante La Capilla en la c/ de la Bolsa.
besos CHURRI
Pues efectivamente así está Madrid entretejido de historias y es apasionante irlas descubriendo conforme andamos por sus calles y plazas...
Ese restaurante, Churri, se merece una comida y contar su historia...¡habrá que intentarlo!
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