Nadie debería decir: "Sí, esa ciudad (o ese pueblo) ya los conozco, ya estuve una vez" ... Porque a las ciudades y a los pueblos, como a las personas, no se les conoce por verlos una vez, ni dos, ni más veces incluso... Ellos (como las personas) están vivos y tienen muchas caras, y presentan a veces unas y a veces otras y esconden celosamente sus secretos...así qué hay que volver y buscar y recorrer despacio sus calles, y procurar perderse por ellas...entonces, y sólo entonces, podrás decir "Creo que a esa ciudad (o a ese pueblo) ya los voy conociendo".
Esta "entradilla", tan larga, es para explicar que he vuelto a Valladolid y he conocido más cosas que me han hecho ver la ciudad desde otro prisma muy interesante: el de un lugar donde vivió Cervantes y dónde han sabido valorar y cuidar sus huellas.
Lápida en el muro de la Casa donde vivió Cervantes durante su estancia en Valladolid |
Actual edificio del BBVA |
En aquel momento esta zona, que ahora nos parece privilegiada por su ubicación, era un lugar muy poco valorado y muy alejado del centro... por allí pasaba el Esgueva, maloliente afluente del Pisuerga, que se cruzaba por un puentecillo y estaba el Matadero público (de ahí probablemente el nombre, que aún perdura, de "rastro" por el que dejaba la sangre de los animales sacrificados) y las Carnicerias que vendían al por mayor. Así que era una zona de humedades y malos olores, donde Juan de las Navas había construído varias viviendas. Pero don Miguel, acostumbrado a vencer muy grandes dificultades, también supo superar éstas y seguir creando allí sus inmortales obras.
Según uno de los mayores estudiosos del Quijote, Francisco Rico, Cervantes se encontraba en 1604 en Valladolid, donde el 26 de septiembre se le concede licencia y privilegio para poder imprimir El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha y el 20 de diciembre se tasó aquí dicha obra. También dice Rico que "el Quijote debió leerse en Valladolid para la Nochebuena de 1604, mientras los madrileños posiblemente no le hincaron el diente hasta Reyes de 1605". Y también desde Valladolid, el 12 de abril de 1605 Cervantes otorga poder al librero Francisco de Robles para imprimir y vender el Quijote en los reinos de Portugal, Aragón, Valencia y Cataluña (Don Quijote de la Mancha, edición del Instituto Cervantes dirigida por Francisco Rico en 2005, pp. ccxcv y ccxxv)
Reproducción del lugar de trabajo de Cervantes que, en Valladolid y en esta casa, escribió páginas del Quijote, gestiones para su publicación y otras obras |
No obstante no se sabía con seguridad cual era la vivienda de Cervantes, pese a las muchas averiguaciones que se habían hecho, hasta que en el año 1860 llegó a Valladolid el investigador don José Santa María de
Hita que buscó con más profundidad y, gracias a su
"quijotesca" insistencia, el 29 de abril de 1862 logró la certeza de haber dado
exactamente con la casa de Cervantes.
Esta es la escultura de Cristo resucitado que presidía la portada principal del Hospital de la Resurrección. Desde 1917 se situó sobre un muro del jardín de la Casa de Cervantes, |
El documento en cuestión refiere que en la noche del 27 de junio de 1605, el caballero don Gaspar de Ezpeleta fue herido por un individuo desconocido junto al puente del Esgueva, siendo atendido en un vivienda pegada a la de Cervantes...A los pocos días falleció el caballero y varios vecinos, entre ellos Cervantes y su familia, fueron apresados y tuvieron que testificar. Al cabo de unos días todos fueron liberados y al parecer nunca se aclararon los hechos ni se encontró al culpable.
Aspecto actual de la casa |
Cervantes ocupaba un piso 1º o principal con ventana a la calle y pegada a otra ocupada por doña Luisa
Montoya (donde se atendió al herido). Para acceder a ambas se entraba por la misma puerta de la calle,
en cuyo zaguán se encontraba un pozo (que aún existe). Debajo de la habitación de Cervantes había una taberna.
Lo que ahora podemos visitar y evocar hay que agradecérselo, entre otros, a dos ilustres personajes que, tras la compra por el rey Alfonso XIII de la casa con el fin de instalar en ella un Museo digno, se volcaron en conseguir los mejores resultados: el Marqués de la Vega Inclán por un lado y su buen amigo Archer M. Huntington, (Nueva York 1870-1955) el gran amante de España, que en 1912, adquirió las dos casas contiguas y las donó al Estado.
En 1925 se amplió uno de los patios interiores para situar la portada del Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla, cuyas ruinas se encuentran en el pueblo de Cogeces del Monte |
Ahora si podemos decir que conocemos un poco mejor Valladolid |
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