miércoles, 23 de octubre de 2013

Otoño en el Valle del Lozoya (1)


OTOÑO EN EL MONASTERIO DEL PAULAR





 El otoño tiene la belleza de sus colores diferentes, de sus contrastes y de su serena mezcla... la nostalgia de los recuerdos y  la dicha del presente...Es un tiempo que invita a buscar lugares tranquilos para vivir con calma la belleza de la Naturaleza...



El Valle del Lozoya, tan cerca de Madrid, es uno de los muchos lugares donde mejor se puede disfrutar el otoño admirando, además, el Monasterio de Santa María del Paular que, durante siglos, fue el impulsor de la vida en este Valle.


A 95 Km. de Madrid y a 14 del puerto de Cotos, en pleno valle, a más de 1.100 metros de altitud, al resguardo de las cimas de la Sierra de Guadarrama, bajo las cumbres de Peñalara y muy cerca del pueblo de Rascafría. 

Portada de la nueva edición del libro que nos cuenta toda su historia


En este lugar, a finales del siglo XIV, surgió la Cartuja de Santa María del Paular, fruto de una promesa del rey de Castilla Enrique II de Trastámara que, había destruido una cartuja en Francia durante una incursión guerrera, y arrepentido de su acción, prometió levantar otra en Castilla. Se le acabó la vida antes de poder hacer realidad su promesa, pero su hijo, Juan I, el 29 de Agosto de 1390 puso la primera piedra de este Monasterio que albergó a los frailes cartujos hasta 1835, fecha en que sufrió, como tantos otros, la "desorganizada" desamortización que vació sus celdas, llenó de silencios y abandono sus venerables piedras e hizo desaparecer casi todas sus obras de arte. 

El claustro de un gótico purísimo es totalmente cartujano pues, a diferencia de los de otras órdenes religiosas, es mucho más grande (45 m. de lado) ya que tiene la particularidad de que sus amplias celdas ("casitas cartujanas") están alineadas en torno a él y, junto a sus puertas de acceso se encuentran los tornos donde se depositaban los alimentos o los instrumentos de estudio y trabajo; en su interior hay dos niveles: la salida a la huerta, la leñera y un taller para los trabajos manuales en el inferior y en el superior un pequeño oratorio y un cuarto para dormir, comer y estudiar... Todo pensado para salir de la celda lo menos posible.

Afortunadamente ciento cuarenta años después, en 1954, llegaron doce frailes benedictinos, procedentes de la Abadía Riojana de Nuestra Señora de Valvanera e iniciaron el renacer de su austera Iglesia presidida por un excepcional retablo de diecisiete compartimentos de alabastro policromado...  

El gran retablo y las dos sillerías del Coro que tanto tiempo estuvieron depositados en la Iglesia de San Francisco el Grande de Madrid. Foto obtenida de Wikipedia

Actualmente el claustro,  al que adornaron en tiempos 54 grandes lienzos (3,45 x 3,15 m.) pintados entre 1626 y 1632 por Vicente Carducho (Florencia 1576-Madrid 1638), con la vida del fundador de la Orden San Bruno de Colonia, y que fueron arrancados y desperdigados en la desamortización de 1835, se han podido rescatar y restaurar 52, en una operación artística casi sin precedentes y ¡¡están otra vez en su lugar!! ...Gracias al esfuerzo de muchas personas y entidades, pero principalmente del profesor e investigador alemán Werner Beutler (nacido en Colonia en 1924), el Museo del Prado y las restauradoras del Estudio ROA que han trabajado con ellos durante seis años. W. Beutler tiene publicados dos magníficos libros sobre estos cuadros.
 Una parte de las pinturas de Carducho  pueden verse en la colección de fotografías del propio Monasterio 


El pasado 13 de este mes de octubre, en el templete central del jardín del claustro, la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara ha situado, con motivo de su centenario, una nueva lápida sustituyendo la que se colocó en el 75 aniversario. 
 
En ella se leen los versos del gran poeta Enrique de Mesa: "Corazón, vete a la sierra/ y acompasa tu sentir / con el tranquilo latir / del corazón de la tierra."



El cementerio del Monasterio


Santa María del Paular, es un lugar ideal para descansar y llenar los ojos de  belleza en cualquier época del año... por ejemplo  en otoño 




  Son muchas las sendas que pueden recorrerse y todas de gran belleza, como la que parte frente al Monasterio, atravesando el histórico puente del Perdón y que cómodamente conduce hasta las Presillas, unas agradables piscinas naturales, formadas por el río Aguilón y rodeadas de verdes praderas. 



Siguiendo este camino (que es el que antiguamente bajaba desde el Puerto de la Morcuera al Paular) llegariamos hasta las cascadas del Purgatorio por precioso, pero mucho más laborioso,  recorrido.  


Y para acercarse al bonito pueblo de Rascafría (fundado por unos ganaderos llegados de la vecina Segovia, poco antes de que se alzara el Monasterio) sólo hay un kilómetro que puede recorrerse, en agradable paseo, siguiendo un resguardado y seguro camino, paralelo a la carretera. 

 Mañana, cuando despertemos, veremos un precioso amanecer... y emprenderemos nuevos caminos por este Valle.





Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

2 comentarios:

Mercedes dijo...

Es un lugar precioso, y tú María Rosa nos lo cuentas de una forma tan encantadora que se disfruta el paseo como si estuviéramos allí...
Esperamos la continuación!

Anónimo dijo...

Previoso lugar, preciosa reseña.
Avellaneda