sábado, 31 de enero de 2015

CÓRDOBA MÁGICA 4


CÓRDOBA MÁGICA


Cuando Tariq ibn Ziyad el general bereber y sus  guerreros desembarcaron en la costa de Algeciras, hacia finales de abril del 711, la Hispania romana en la que habían vivido más de cuatro millones de personas, albergaba sólo a poco más de dos millones...y Córdoba no era más que una sombra de su propio pasado entre las ruinas de grandes edificios que nadie recordaba cuándo o por quién fueron levantados... En aquel momento el rey visigodo don Rodrigo intentaba sofocar por el norte una revuelta de los vascones pero regresó a Córdoba para enfrentarse, tres meses después de su desembarco, a los dieciocho mil guerreros de Tariq junto al rio Guadalete...Pero al octavo dia se retiraron los cristianos vencidos y el derrotado rey don Rodrigo desapareció pasando a formar parte de la leyenda y la victoria de los árabes sobre su reino se consideró como un castigo a su lujuria y soberbia... 


 

 Todo esto nos lo cuenta Muñoz Molina en un documentado y muy ameno libro  titulado "Córdoba de los Omeyas" y también nos reproduce las palabras del gran arabista y académico don Emilio García Gómez (Madrid 1905-1995) 
 
"No hay en la Historia silencio mas vasto y estremecedor que el que rodea la entrada de los musulmanes en España. Nada tenemos sino oquedad sobre lo que de verdad fue y en realidad pensaron e hicieron en tan nunca vista coyuntura las infinitas gentes anegadas por la avenida".

Imposible resumir aquí todo lo que significó para Córdoba "esta avenida" ... en primer lugar  hacia el 718 sus nuevos ocupantes  reconstruyeron sus murallas y el puente sobre el Guadalquivir y utilizaron la mitad de la Basílica de San Vicente como Mezquita...Cristianos y judíos pudieron seguir practicando sus cultos, aunque  sin alardes, porque tanto Abraham como Jesús eran considerados dos profetas legítimos que procedieron a Mahoma.

Pasaron los años, hasta que en la lejana Siria los abbasíes, que querían restaurar "la pureza del Islam" corrompido, según ellos, por los Omeyas de la dinastía reinante, exterminaron a todos con suma crueldad...a todos menos a uno, a un nieto del asesinado Califa Hisham II, un joven de 20 años llamado Abd al-Rahman hijo de un príncipe Omeya y de una esclava bereber. Su huída y su persecución sin tregua duraron cinco largos y extenuantes años; cruzó el Eúfrates, atravesó desiertos y llegó al mar ante las costa de España...y dio el definitivo salto en su huída hasta desembar, el 14 de agosto del año 755, en Almuñécar (Granada).


  
Allí contemplé hace años su monumento en la playa de San Cristobal, al pie del Peñón del Cristo, tan evocador de día como nostálgico de noche...cuando realmente parece que recita su  añorante poema..."¡Oh palmera/ tú eres como yo/ extranjera en occidente/ alejada de tu patria!"


 

Abd al-Rahman fue allí acogido  por los sirios leales a su familia que, en la mezquita de Archidona, lo proclaman emir y en marzo del 756, al frente de un ejército de sirios, yemeníes y bereberes se dirige a Córdoba, donde entra victorioso el 15 de mayo. Su huída ha concluido, ahora Córdoba es su patria...e intenta copiar en ella el esplendor de Damasco mandando traer de Siria palmeras y granados y construyendo un Palacio similar al que allí habitaba...A partir de ahí se inició la fama de Córdoba en el mundo entero, que no dejó de crecer durante muchos siglos...

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons



3 comentarios:

Anónimo dijo...

El realto resutla hermoso y corto a la vez.
Avellaneda

MariaRosa dijo...

Avellaneda, es un relato que a mi me ha resultado muy emocionante. Te aconsejo que leas el libro de Muñoz Molina, si te interesa esta historia de los Omeyas en Córdoba.
Lo de ser corto o al menos no muy largo, yo creo que es fundamental en un blog...aunque a veces no lo cumpla.

Anónimo dijo...

Debe ser estupendo ir a Córdoba contigo como guía. Me compraré el libro de Muñoz Molina sin falta. Manolo