sábado, 29 de julio de 2017

Parque Natural del Alto Tajo.


 Parque Natural del Alto Tajo

Bien se dice que "recordar es volver a vivir" ... y ayer volví a revivir un precioso viaje de hace años, tras leer en el vagón del Metro (1) la referencia sobre el libro de José Luis Sampedro "El rio que nos lleva". En esta novela se relata el trabajo de los valientes "gancheros" que transportaron durante años por el turbulento cauce del Tajo, los troncos de los recién talados árboles, desde Peralejos de las Truchas, en Guadalajara, hasta la vega de Aranjuez, ya en tierras de Madrid.(2)

 
Mirador sobre el Puente de Peñalén (Guadalajara). El Tajo por el que descendían los troncos desde Peralejo de las Truchas


Rio Tajo a su paso por Aranjuez

Nada más regresar a casa he buscado el álbum de fotos con "el diario del viaje" de aquel recorrido tan impactante que hicimos en el "lejano" 2002 y, leyendo y contemplando las fotografias (aún analógicas y que he escaneado) vuelvo a vivir las emociones de aquel insólito viaje.

El río Tajo es el más largo de la Península, con 1008 Km.  que nace a menos de 150 Km. del Mediterraneo, en tierras de Teruel, concretamente en Albarracín en los Montes Universales, como un pequeño riachuelo en un lugar denominado Fuente García y que desemboca esplendoroso en Lisboa.
 
El rio "Tejo" bajo el Puente del "25 de abril", 3.250 m. em total y 2.000 sobre el agua,  magnífica entrada en Lisboa

En primer lugar hay que saber que como "Alto Tajo" se considera toda la parte alta del río, desde su nacimiento hasta su llegada al curso medio donde lleva más agua y, generalmente, su pendiente se modera. 

Zona del Alto Tajo en Cuenca
 Pero desde el año 2000 la denominación de Parque Natural del Alto Tajo abarca sólo su tramo alto entre las provincias de Cuenca y Guadalajara (Comunidad de Castilla La Mancha) y no se incluye a Teruel, donde se sitúa su nacimiento  y que corresponde a la Comunidad de Aragón.




Nosotros iniciamos la ruta por la Serranía Alta de Cuenca, en el conocido como Estrecho de Priego (en el pueblo conquense del mismo nombre y bello emplazamiento) y una vez que llegamos ante los tres arcos horadados en la roca (también conocidos como Puerta del Infierno), entre Cañamares y Fuertescusa





 buscamos una pequeña senda entre el segundo y tercer arco, que desciende hasta llegar al arroyo Peral que se atraviesa por una pequeña pasarela de troncos y así se llega  hasta el rio Escabas

Aquí el arroyo, allí el río...¿Y ahora?

 que también puede atravesarse sobre las grandes piedras puestas para facilitar el paso, pero aquí...¡decidimos parar!



 Al salir de la Puerta del Infierno lo más normal es ver un espíritu chamuscado que huye...



Desde Fuertescusa, donde se ubicaron varios molinos, como el de Valentina o el de Faustino, que se han convertido en encantadoras viviendas particulares, pero que merece la pena contemplarlos junto al rio, e incluso recorrer, junto al último molino citado, el desfiladero del Hocino.

 Siguiendo junto al río Escabas llegamos hasta Tejadillos, donde en una espaciosa pradera se ubica un original Monumento a la Madera.
 
De regreso a Fuertescusa,  a la salida del término de Poyatos, paramos junto al pequeño y encantador puente de un solo ojo de los siglos XIII/XIV,  en un magnífico paraje del valle del rio Escabas


Y seguimos hacia Cañizares... En una espléndida y feliz tarde de verano  un encantador matrimonio, vecinos del pueblo, se ofreció con toda amabilidad a llevarmos a la Hoz de Tragavivos...Por caminos inverosímiles el todo-terreno nos condujo a la fragosa, recóndita y espectacular Hoz...¡Cielos que lugar!…



Sólo con decir que los buitres vuelan a nuestra altura e incluso por debajo, y que la vista se pierde intentando seguir las vertiginosas y lineales paredes de las rocas que nos circundan, puede uno hacerse una pálida imagen de la Hoz, cuyo nombre está pero que muy bien puesto… 

 Las preguntas surgen de inmediato, ¿cuantos millones de siglos han sido necesarios para este vértigo gigante, cómo sería el caudal y la fuerza del  hoy humilde río Guadiela que corre por su fondo, para lograr la desmesura de esta inmensa sima de paredes que parecen tiradas a cordel?…


Indudablemente desde mucho antes de iniciarse la historia de la orgullosa especie humana, que hoy destroza el planeta, en este rincón del mundo un río trabajó duro para lograr esta fragosa belleza que esta tarde, Macu y Polo, han puesto ante nuestros asombrados ojos.


 Imposible olvidarles a ellos, a Cañizares y a la Hoz de Tragavivos.

Al dia siguiente nos fuimos a ver el nacimiento del río Guadiela. La pista forestal que a él conduce, sale frente al pueblo de Cuevas de Hierro...Pero los manantiales que dan lugar al Guadiela pasan completamente desapercibidos y sólo los descubrimos gracias a otro amable paisano que nos indica el modesto nacimiento del Guadiela... el rio que fue capaz de excavar la Hoz de Tragavivos y a cuya orilla, en la vecina Guadalajara, se levantó el Real Sitio de La Isabela, ese lugar que yo tanto quiero porque el camino que a él conducía desde Madrid pasaba por el pueblo de Villalbilla y porque ahora duermen, el rio y el Real Sitio, bajo el pantano de Buendía...

Por aquí nace el Guadiela

 Volvemos a Cueva del Hierro donde está la Mina que nos enseña en una magnífica visita guiada Alex. Todo lo que nos cuenta es muy interesante, desde la forma de enterarse recientemente de su existencia, por escuchar el comentario casual de un antiguo minero, hasta los remotos antecedentes de su explotación, por el s. V a.d.C. cuando el hierro estaba prácticamente en la superficie, y las tribus eran aún nómadas, y cómo terminaron por hacerse sedentarias en torno a ella para explotar su interior, y como les duró poco su posesión pues llegaron los romanos y dominaron totalmente su explotación con centenares o quizás miles de esclavos, que nacían, vivían y morían en su interior… unas pequeñas galerías descubiertas indican que en ellas sólo los niños podían trabajar… Y este horror remoto, no ha desaparecido en el mundo… miles de niños esclavos siguen trabajando en todo el mundo, en minas o en enormes basureros… 




Entre tanta negrura hay un  pequeño oasis: un pilón de agua limpia y purísima que quizás fuera el único consuelo de aquellos desgraciados seres. La verdad es que salimos de la Mina con frío en el cuerpo y en el alma, pero con la certeza de que hemos conocido algo que ha merecido la pena. Alex nos explica también el final de la explotación de esta mina, aún antes del cierre casi general de las restantes, en el pasado siglo, y nos anuncia que en breve plazo va a abrirse un museo con toda su historia…¡Otro lugar al que hay que volver irremisiblemente! (Efectivamente compruebo en Internet que ya funciona el anunciado Museo)

La próxima parada es en Masegosa y allí nos recomiendan que conectemos con Marcelino, un vecino que es el que mejor nos puede enseñar el  Tormagal, un lugar que al parecer no tiene que envidiar a la archifamosa Ciudad Encantada... pero que está sin señalizar, con lo cual  nos asustan un poco con lo intrincado del lugar y lo fácil que es perderse…



Efectivamente  nada han exagerado, es una confusión enorme de piedras, torcas y callejones, rodeados de una vegetación salvaje por donde no es nada fácil caminar, y así no nos extraña que fuese escondite favorito de los "maquis" y que sólo los pastores supieran moverse por allí como peces por el agua. 


 

Hoy es un lugar solitario y misterioso,  donde ni el propio Marcelino se atreve a meterse demasiado y donde yo al menos no volvería sobre todo desde  que nos dice que por allí hay víboras…


Pero espero que en estos años lo hayan mejorado, trazando circuitos accesibles que te guien, y puedas admirar más serenamente las formas tan alucinantes de sus formaciones rocosas.

Belvalle---Bello valle

 Pero en afortunado contraste, a continuación nos vamos a visitar uno de los lugares más bellos que nunca hemos visto. Tan bello es que le llaman Belvalle, es decir, Bello valle, y a fe mía que el nombre está puesto de maravilla…¡Que camino tan hermoso!… La dehesa de Belvalle, pertenece al término de Beteta y es límitrofe con Cueva del Hierro y Masegosa.




Es un lugar precioso, agreste y bello,...todo a la vez. El camino nos conduce al Puente del Martinete... y al otro lado del puente ya es Guadalajara, y está el pueblo de Peralejo de las Truchas de donde partian los "gancheros"de la novela ... y entre medias corre el Tajo


 Seguimos caminando por tan precioso lugar 





el Tajo sirve de verde y limpio espejo de todo. Un lugar único.


Como único es el camino que nos conduce a la laguna de La Taravilla, ya en Guadalajara, y que disfrutamos con un buen baño antes de ir a Peñalén y parar en el mirador desde el que se domina el rio y el puente.



Donde leemos en oportuno letrero lo siguiente:
Frontera y Camino. Además de constituir una fuente de riqueza y de diversidad en el paisaje, el rio es a un tiempo frontera y camino natural. Desde tiempo inmemorial los pobladores del Alto Tajo se han esforzado en dominar el rio, construyendo puentes para comunicar pueblos y aprovechar su fuerza como medio de transporte. La tradición ganchera y el transporte de las maderadas. 
El puente de Peñalén lo financió el ayuntamiento, con los ingresos de la madera de los extensos bosques que posee, en una época en que la madera se consideraba "el oro verde". (3)




 A partir de aquí el camino en coche hasta llegar a Zaorejas es "laborioso" pero fantástico



Y como muestra, esta visión en la lejanía de esa roca de tan singular forma, que más asombra cuando más te acercas y a la que han bautizado con el nombre de "La gitana", quizá porque recuerda una larga "bata de cola"...



 Y así dimos por terminado el viaje, después de tirar la última foto a una colorista concentración de piragüas, muy habituales por lo que nos dicen, parar en algún mirador y constatar la de rincones para baño que  debe de haber a juzgar por los camping y los excursionistas que nos cruzamos, antes de llegar a  Zaorejas, donde una buena comida fue digno final de tan bello viaje…Pero ya pensando en regresar por estas tierras tan sorprendentes.

 Notas.

 (1) 30 Jun 2017 Metro y Cercanías lanzan nuevos extractos literarios en sus vagones.
Es la iniciativa ‘Libros a la calle’, que cumple 20 años durante los cuales pequeños trocitos de nuestra literatura han acompañado a diario a los viajeros.

Y llega con nuevos fragmentos de autores tan conocidos como el último Premio Cervantes, Eduardo Mendoza y su divertido libro ‘Sin noticias de Gurb’.

También se ha escogido una obra de otro escritor galardonado, Juan Eduardo Zúñiga, Premio Nacional de las Letras 2016. Se trata de ‘Flores de plomo’, una crónica que se sitúa en la noche en la que Mariano José de Larra se suicidó y los días que la precedieron y la siguieron.



En esta edición (2017) se quiere rendir un homenaje en sus centenarios a Buero Vallejo, Juan Rulfo y José Luis Sampedro. Las obras que se han trasladado a ‘Libros a la calle’ son ‘Historia de una escalera’, ‘Pedro Páramo’ y ‘El río que nos lleva’, de cada uno de estos autores respectivamente.  También se rinde homenaje a la poesía, representada en las figuras de Blas de Otero y Gloria Fuertes.


(2) "El río que nos lleva" es la historia de los últimos gancheros, que se dejaban la piel transportando las maderadas; miles de troncos flotando río abajo, cuando todavía no había ni caminos ni carreteras, en un oficio duro como pocos. Los gancheros conducían los troncos a través del río Tajo desde los pinares del Alto Tajo hasta Aranjuez, con la única ayuda de un palo terminado en gancho, en peligrosos descensos y arriesgadas vivencias, con sus penurias y calamidades.

José Luis Sampedro en su novela "El río que nos lleva", narra magistralmente la última aventura, la última de las maderadas a mediados de los años cuarenta. La novela llevada al cine en 1988 por Antonio del Real fue declarada de interés por la UNESCO, por su contribución a la defensa de los valores culturales y ecológicos del Alto Tajo.
Ruta


(3) En torno al primer fin de semana de septiembre, los pueblos ‘gancheros’ de Poveda de la Sierra, Peñalén, Peralejos de las Truchas, Taravilla y Zaorejas, que forman parte del Alto Tajo, les rinden homenaje con una fiesta, declarada de Interés Turístico Regional –que se celebra cada año de forma rotativa en cada uno de estas localidades-, en la que los troncos de pinos vuelven a ser arrastrados a la antigua usanza por voluntarios ataviados para la ocasión con trajes como los de antes, bordados en talleres de costura que no se olvidan de la tradición. Pasacalles, danzas y comidas populares, en las que no faltan ni rosquillas ni chocolate, amenizan estos días, que sirven para honrar a los sufridos “pastores de los bosques flotantes”.



Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons












2 comentarios:

María Ignacia dijo...

Precioso e impresionante reportaje, María Rosa, que me ha recordado las vivencias y el disfrute de la fiesta de la almadía en Navarra, donde también se recuerda la tradición del arrastre de troncos por el río.
Pero tu viaje fue abrupto, eh?...

Coincido contigo en lo curioso que es ver el nacimiento de los ríos y este motivo me ha llevado a hacer magníficas excursiones. Interesantísimos los lugares a a los que nos trasladas. Eres un hacha en exponer los parajes naturales y urbanos, que también me gusto mucho el último sobre Moratalaz. ¡Qué bien poblada tienes la memoria con tantas fotos, con tanta belleza, con tantas emociones y sentimientos! Y qué suerte que lo compartas con nosotros

MariaRosa dijo...

Buenos días querida María Ignacia que me has alegrado el dia con tu emotivo comentario a todo lo que he contado de aquel viaje fantástico que tuve el privilegio de hacer en unos preciosos días de primeros de julio del 2002 y muy bien acompañada...Las fotografías son un gran testimonio de nuesras vidas, de lo que vimos, de lo que disfrutamos...y también nos evocan sentimientos que ya creiamos olvidados, ante un paisaje o en un viaje o con un grupo de amigos...
No sabía de esa fiesta de la almadía en Navarra...¡cuantas cosas interesantes nos quedan por contar! Te reitero las gracias por tu cariñoso comentario,