Y seguimos contemplando, desde la alturas, la ciudad, el rio Segre, y las extensas lejanías con sus emblemáticos lugares
como el Castillo o Casa Templaria de Gardeney que, en el siglo XII, fue uno de los principales centro de poder de la Orden del Temple en la Corona de Aragón. Situada en un otero que tenía un papel estratégico insuperable, al oeste de Lleida, sobre el camino que va a Aragón, en sus vertientes derrotó Julio César a las legiones de Pompeyo en el año 49 a.J.C y desde su cumbre dirigió Ramón Berenguer la conquista de la ciudad a los musulmanes en 1149
Actualmente es visitable y en su Centro de Interpretación de la Orden del Temple se recrea la época y se realizan visitas guiadas. (para información horaria llamar a la oficina de turismo de Lleida
902 25 00 50 )
Pero seguimos visitando el lugar donde nos encontramos
Y penetramos en la impresionante Catedral Vieja y tenemos la suerte de que nos la explica una magnífica guía que nos hace revivir su historia, ante una maqueta de la misma.
Es una historia similar a la vida de un ser humano, con su alegre nacimiento, su crecimiento con esfuerzos, sus épocas doradas, sus problemas, sus tragedias, sus derrotas que casi la llevan a desaparecer, su abandono, y su recuperación gracias al amor que la profesan sus vecinos...
Así la preciosa puerta de los Apóstoles (finales del XIV)
Y la de la Anunciata, la primera que se construyó, hacia 1215, con muy rica decoración y la salutación del ángel a María
Su exterior nos sorprende
Y su desnudo interior nos emociona... Pero lo que nos deja mudos de asombro cuando salimos a él es su gran claustro (finales del XIII)
Todo en él es excepcional, empezando por su situación, a continuación de la Iglesia, aprovechando la gran terraza de la colina y así, una de sus galerías, la que mira a la ciudad se configura como un gran y suntuoso mirador, con unas espectaculares entradas de luz
Y una enorme y variada riqueza decorativa que, en muchos casos, ha debido ser restaurada cuidadosamente.
Y con esta sucesión de belleza que vamos descubriendo, según recorremos el claustro, nos despedimos de esta ciudad que merece ser mucho más conocida y disfrutada por los viajeros que deseamos gozar con tranquilidad de nuestros viajes.
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