Este último viaje a Sevilla ha coincidido con la Semana Santa… ese íntimo fervor del interior de las iglesias que sale a la calle y las convierte en oración, en asombrosa convivencia ciudadana que comparte espacios ordenadamente y vibra a la vez sin diferencias generacionales… ¿Qué decir que no se haya dicho ya de las procesiones de la Semana Santa en Sevilla?...
O ver pasar al impresionante Cristo del Cachorro por la plaza del Altozano entrando en el Puente de Triana…
Y el Gran Poder a las cuatro de la mañana pasando delante de la Catedral…
y Cristo Resucitado, que salen de Santa Marina a las 4,45 de la madrugada del domingo de Pascua…
Además lucía en Sevilla un luminoso cielo azul, todas las campana de la Giralda repicaban a gloria, esplendorosas, y los momentos se convirtieron en únicos…
Así que, cuando te alejas, te llevas ya para siempre a Sevilla en el corazón....
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