viernes, 23 de febrero de 2007

Priego de Córdoba. Tres días de mayo en 2006. (4ª parte)


Menos mal que en Turismo nos explicaron muy bien las diversas salidas de Priego hacia diferentes destinos… pues a pesar de ello no había forma de acertar con la salida hacia Iznájar...¡cosas que pasan!.

La llegada a este pueblo es muy espectacular… Todo está en alto…


Aparcamos a la entrada y aunque se puede subir en coche optamos por subir andando… Así que con la lengua un poco fuera pronto coronamos la meta… y allí nos encontramos con el cementerio más alto de todos los cementerios que hemos visto, que digo yo que por algo estará ahí…Imaginamos como será de laboriosa la subida de los entierros…Pero es un lugar maravilloso para esperar la resurrección...


Paseamos el entorno y nos encanta el Patio de las Comedias, placita y calle todo encalado de blanco y cuajadito de tiestos azul cielo… Hay también un Museo Etnográfico y una iglesia y sobre todo el castillo, en obras…Y el relajante mirador de la Cruz de San Pedro sobre el pantano



Y nos dirigimos hacia Lucena para ver, en la iglesia de San Mateo la capilla del Sagrario joya del barroco andaluz.

Como hasta las 7 no la abren damos una vuelta para ver el emplazamiento del Museo Arqueológico dentro del antiguo Castillo y luego nos sentamos cómodamente en una terraza frente a la Iglesia esperando la hora de entrar a deslumbrarnos…


Y como remate nada mejor que subir a lo más alto de la Sierra, allí donde se venera en Cabra, a la Virgen de la Sierra…Todo un esplendor de subida y una belleza del llamado Balcón de Andalucía que es un buen remate de la excursión…


Y volvemos para Priego… donde llegamos a tiempo de ir a la procesión...Resulta que este pueblo está lleno de sorpresas…entre ellas que, por una antigua promesa, pasada la Semana Santa todos los domingos hasta acabar mayo, vuelven a salir los pasos procesionales, así que nos instalamos ante la Iglesia de la Asunción para ver salir a la Virgen, que es digno de verse por la habilidad y esfuerzo de sus porteadores…

Y ya un poco cansados de tantas emociones nos vamos por el Barrio de la Villa a sentar perezosamente en el restaurante del Adarve a charlar y tomar tortillitas de rabo de toro y otros caprichos…


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