viernes, 23 de febrero de 2007

Priego de Córdoba. Tres días de mayo en 2006. (3ª parte)




Amanecemos felices y tras tomar un rico desayuno en el hotel, nos vamos a hacer un recorrido por los principales monumentos de los que nos informan, muy amablemente por cierto, en Turismo y empezamos la visita por la entrañable Casa-Museo de Niceto Alcalá Zamora, primer Presidente de la II República que nació aquí. Después vemos la del pintor Adolfo González Sidro, también nacido aquí en 1872 y admiramos sus ilustraciones para la famosa revista “Blanco y negro” y sus paisajes y retratos.

Entramos en la curiosa Carnicería Real (dos fotos superiores) y rematamos con el Castillo (foto siguiente tomada desde él) ¡¡vaya recorrido variado e interesante!!


Y en estas vueltas y paseos por calles y placitas recoletas, como la del Monasterio de san Francisco (foto siguiente)

nos sucede una anécdota digna de figurar aquí… resulta que yo llevo un abanico muy chico pero muy mono que se me cae sin darme cuenta… cuando lo noto ya ha pasado un buen rato así que sin muchas esperanzas, retrocedemos todo lo andando “por si un acaso”…Pues bien, en el poyato de una ventanita baja, en una calle pequeña, unas manos muy honradas sin duda, han dejado bien abierto, para que se vea bien, mi abanico caprichoso … ¡ es un detallazo que nos llega al alma y dice mucho a favor de los habitantes de este pueblo!!..

Es pronto pero decidimos ir a comer a un estratégico restaurante situado en el extremo del paseo del Adarve que, lógicamente, se llama así y que vimos anoche en nuestro paseo nocturno…El menú que escogemos no puede ser más atractivo y sano: pan con tomate, aceite y jamón, salmorejo, patatas a lo pobre y una leche frita verdaderamente magistral. Y la visión desde la terraza de un extenso horizonte bordado de olivos hace que todo sepa mejor.


Luego un relajante paseo por la muralla y los jardines nos deja tan animados para ir a visitar otros pueblos próximos.


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